La vida de Edmundo Cruz.

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CargoPODER Y SOCIEDAD - Entrevista

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

¿Cuál es la diferencia entre el periodismo de tus inicios y el que vives hoy?

Hay una gran diferencia entre el periodismo de opinión, de partido, y el periodismo interpretativo, masivo, que comencé a practicar en los ochenta. Me hice periodista en Unidad; vocero que primero aparecía en forma intermitente, a veces semanal, quincenal, mensual, trimestralmente. Su primer director fue Héctor Béjar. Me acuerdo mucho del eslogan: "Voz del pueblo, ritmo de la época". Ahí comencé en el año 59, siendo estudiante sanmarquino de letras. Cuando dirigía Unidad, Béjar tenía diecinueve o veinte años. Yo tenía dieciocho. El periodismo que practiqué era un periodismo de partido, o sea un periodismo en el que había que defender las posiciones partidarias.

¿Es eso periodismo?

El periodismo en su primera etapa fue eso.

Pero hoy continúa: el diario La Razón no hace periodismo, hace campaña.

La Razón es un periódico de opinión fundamentalista. Los periódicos masivos como El Comercio y La República, sin dejar de tener una opinión, cumplen su función informativa y formativa a la vez. Le dan a la gente lo que necesita para ubicarse en su entorno inmediato y lejano.

Cuando tú empezabas, ¿qué había más, un periodismo informativo o proselitista, de posición política?

Abundaba el periodismo de posición. Yo entro al periodismo a fines de los cincuenta, y la estructura de los medios de comunicación respondía a grupos económicos. La Prensa representaba a los grandes agricultores; Correo a los pesqueros; El Comercio a un sector de la industria; Expreso, en su primera etapa, a un sector de la industria más desarrollado, y después fue representante del sector financiero con Manuel Ulloa; La Crónica al sector financiero, a los banqueros, con la familia Prado. Las posiciones de los medios eran muy definidas.

¿El periodista escogía bajo ese criterio u otro más profesional?

Los periodistas que hacían las noticias del día estaban al margen de las posiciones de los medios, porque esas posiciones eran dominantes además. Por ejemplo, no había ninguna posibilidad de que un sector popular tuviera un diario. Mariátegui, a comienzos del siglo XX, sacó La Razón como un diario, pero esa fue una hazaña. A mediados de los cincuenta la situación era diferente.

Estaba La Tribuna.

La Tribuna, el diario aprista, tenía un gran tiraje antes de la dictadura de Odría. El periodismo de esa etapa era más de opinión, con mayor carga ideológica. A fines de los cincuenta es La Prensa, con Pedro Beltrán, la que entra a innovar esta concepción. Le ponen acento a la información propiamente dicha. Ellos son los que traen la pirámide invertida, el género informativo.

¿La Prensa era más ligera como periódico?

Sí. La Prensa surge como un periodismo moderno frente a El Comercio, que aparece como un periodismo muy conservador. La primera plana de El Comercio eran puros avisos. La Prensa sale con sus grandes titulares.

¿La Tribuna era un periódico orientado a sus partidarios o pretendía convencer a quienes no eran apristas?

La Tribuna, antes de la dictadura de Odría, era un diario masivo. Después no volvió a tener más esa dimensión. Unidad era un periódico ilegal, de secta, de muy pequeño tiraje y circulación muy restringida. Cuando asumo la dirección de Unidad, en 1966, el logro fue convertirlo en semanario durante varios años.

Obviamente tú eras un convencido, participabas como periodista de Unidad porque eras miembro del Partido Comunista.

Yo me hice periodista en mi colegio, el Guadalupe, después de dejar la ingeniería y optar por las letras. Y lo hice con una emoción social. En el Guadalupe formamos una organización increíble llamada Sociedad Idealista Guadalupana. El colegio estuvo militarizado desde el 48 al 56; yo estudié del 52 al 56 bajo un régimen militar. Logramos tener un programa radial, un boletín y hacía trabajo social en una posta médica en el barrio San Pedro, en El Agustino. Todos los sábados Ramos con un médico de la Unión de Estudiantes Católicos, con leche y ropa. En esa experiencia hicimos lo del pasaje escolar.

¿Fuiste dirigente de la lucha por el pasaje escolar?

Claro. Ahí estuve con Carlos Franco y muchos otros colegas.

Tú lideraste a los estudiantes que se enfrentaron al gobierno.

El problema de los pasajes fue una constante durante todo el período de Odría, por el alza del precio del petróleo. En 1956, el último año de su gobierno, llegó al colmo: desaparecieron el pasaje escolar que se creó en 1955. Todos los estudiantes salieron a las calles, apedrearon los ómnibus, fue un movimiento incontrolable. El gobierno de Odría decretó el estado de sitio. En el Guadalupe coordinamos a los grupos de brigadieres que tuvieran ascendencia sobre los estudiantes, y buscamos líderes naturales de las veinte unidades escolares y los reunimos clandestinamente en una cancha de fútbol en Barranco. Pedimos una entrevista con el ministro de Educación, el general Iván Mendoza, al comandante director del Guadalupe. El ministro nos recibió. Un día antes habían apedreado el Ministerio de Educación. Cuando llegamos, encontramos al ministro muy enojado. Nos dijo que éramos unos agitadores, agentes del aprismo, del comunismo, y que nos largáramos inmediatamente de ahí. También botó a los directores, entre ellos a Gustavo Pons Muzzo...

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