Viajes al ombligo del mundo: una entrevista con Rafo León.

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CargoEscritor - Viajes al interior del Per

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Creador de la archifamosa China Tudela, personaje malditamente limeño, Ralo León, periodista y escritor, es también un viajero que ha recorrido si no todo, casi todo el Perú. Durante la dictadura militar de Morales Bermúdez fue miembro del famoso > del semanario humorístico Monos y Monadas, donde nació la China y su otrora novio Pepe del Salto. En la década de 1980 formó parte del grupo de teatro Telba. En 1991 publicó un conjunto de relatos breves: Los actos gratuitos. Desde 1999 conduce el programa Tiempo de viaje en un canal de cable. Su libro, Viajes de perro, es un peregrinaje sincero a través del paisaje más arduo e intenso: el interior.

Qué es el viaje para ti?

Para mí, sigue siendo lo que empezó a ser cuando me decidí a viajar de manera independiente. Es una época que la ubico en mi juventud primera, a los 16 años, cuando entro a la universidad y me libero del peso de la familia. Uso el viaje para descubrir una cosa que me ayudó muchísimo: que no era el niño tímido y débil que yo creía, sino que podía tener piernas fuertes, que podía pararme con otros amigos en la carretera, levantar el dedo, subir a un camión y llegar a cualquier sitio. En ese sentido fue una iniciación en mi masculinidad muy importante. Había pasado demasiado tiempo encerrado, deprimido y, sobre todo, recortado, pensando que no tenía las dotes que el medio exige a un muchacho, y de pronto descubrí que sí las tenía y que, además, ejercerlas me daba mucha felicidad. Es una época en la que era perfectamente posible viajar de esa manera, con casi nada de plata en el bolsillo. Los camioneros te llevaban, los ayudabas, porque les hacías conversación y no se dormían; llegabas a cualquier lugar y pedías hospedaje en una comisaría y te hospedaban. Me ha pasado muchas veces, llegar y decirle al tombo: >. >. Arrimaba su catre y te daba el piso para tirar la bolsa de dormir. Y todo eso además en un contexto generacional en que era parte del destete, del descubrimiento, largarse a buscar cosas que parecía que no existían o buscar mundos distintos, alternativos.

¿Viajar por el Perú es viajar a la provincia? Tú eres provinciano. ¿Cuánto de aventura tiene?

Hay grandes figuras en la cultura occidental que más bien hacen ese camino; es decir, llegado el momento, el cosmopolitismo te permite aislarte en un medio mucho más provinciano, pero no me quiero poner en ese rol aún. Yo lo tengo muy claro y no me preocupa el hecho de que no sepa manejarme bien en los códigos de una ciudad, en los códigos de la competencia, de la tecnología, de las reglas normales de las sociedades avanzadas, y Lima tiene algo de eso. Me asusta la gente, la gente que es mi par por educación, por empleo, por clase social. Me asusta, no me gusta mucho. Me siento mucho más cómodo en la diferencia, en un mundo que tiene otras reglas a las que yo no pertenezco, pero que puedo observar con más objetividad, con menos compromiso. Eso me parece bacán.

¿Cómo te sientes como forastero? Arguedas se sentía un extranjero en su propia patria. ¿Tú te sientes como alguien de paso, que no tiene las raíces en ese lugar?

Sí, sin duda. Pero lo que me ocurre cuando salgo es que me mantengo encerrado en mis propias cosas, pero encuentro conexiones placenteras, objetivas y muy interesantes. Una cosa que me sigue deslumbrando es cierto personaje, que es un prototipo que encuentro inevitablemente en cada viaje. Son personas de edad avanzada, generalmente jubilados del magisterio, que son grandes conocedores de su zona, que están muy comprometidos con su zona, que han sobrellevado momentos terriblemente difíciles como los veinte años de guerra con Sendero y se quedaron; son verdaderos compendios de cultura local, de naturaleza, de tradiciones, de leyendas. Es un capital muy interesante.

A la par de ese sentimiento hay una reflexión tuya que podría parecer frívola, pero no lo es, sobre la estética, sobre este prurito kitsch que está presente en cada plaza provinciana. ¿Cuál es tu relación con lo estético peruano provinciano y qué valor le das?

A fuerza de viajar tanto he ido variando eso que tú señalas. En los primeros programas que producía o en las cosas que escribía, acentuaba muchísimo lo que llamaba esa falsa modernidad kitsch. Con el tiempo, la realidad te obliga a repensar las cosas. A mí me sigue irritando que una gran cantidad de estas cosas se haga, por ejemplo, más por un afán de lucro que por ignorancia. Creo que ahora lo veo así; lo incómodo, lo inquietante de esta cosa achichada en el urbanismo va por el lado de la imposición arbitraria de decisiones de los alcaldes en poblaciones que carecen de conciencia y de mecanismos de control sobre sus gestiones, y donde la corrupción es muy fácil. Ya no me escandalizo por la huachafería; es más, eso que yo consideraba como huachafería es una cosa que he aprendido a asimilar, a entender, y trato de comprenderla como parte de lo que es un nuevo gusto del Perú de ahora. Y no solo en el Perú. He estado en China y la huevada es igualita.

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Concepción...

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