La verdad y la retribución reemplazan nuestro período de abundancia

Rupert Murdoch ha cancelado su fiesta de verano en Londres. Esta suele ser un acontecimiento ineludible para los políticos más ambiciosos. De haber seguido adelante con los preparativos, el presidente de News Corp hubiera sido el único invitado presente. Después de haber sido homenajeado en Downing Street, Murdoch debe cargar ahora con la imborrable deshonra que le ha causado el escándalo sobre las interceptaciones telefónicas ilegales.

El magnate de los medios de comunicación no es el único que se siente avergonzado por ello. Durante los últimos días, hemos sido testigos de la caída dramática, aunque tardía, de Bob Diamond, ex gerente general de Barclays, quien fuera expulsado luego de que el banco admitiera la corrupta manipulación de las tasas de interés del mercado y pagara multas por un valor de £290 millones a las autoridades reguladoras.

La Asociación de Banqueros Británicos siguió el ejemplo de Murdoch cancelando también su recepción de verano. En lugar de abrir una botella de champán, los banqueros se comprometieron a pensar ?largo y tendido sobre su comportamiento colectivo?. Esto ocurre cuatro años después de que la economía fuera obligada a doblegarse.

Diamond alguna vez fue la imagen de Londres como centro financiero del mundo. Cuando esta semana recogió sus cosas al dejar su trabajo, los políticos y, supongo, la mayor parte del país celebraron el hecho. David Cameron calificó el comportamiento como ?desagradable e indignante?. El canciller George Osborne indicó que la salida de Diamond era favorable tanto para Barclays como para el país. Gran Bretaña podría ahora redescubrir ?una cultura de responsabilidad?.

Lo que aquí está sucediendo es una reevaluación muy necesaria de los estándares de comportamiento aceptables. Podría decirse que la austeridad económica ha introducido un proceso nacional de reconciliación y verdad, y que tenemos solo un camino por seguir antes de la reconciliación.

Los titanes de los años de auge se han convertido en parias de la caída. Detrás de este vuelco hay una pregunta recurrente: ¿qué pudo haber salido mal durante esos años del ?Cool Britannia?, donde todos tenían dinero, se celebraba la abundancia y personajes de la talla de Damien Hirst y Tracey Emin eran tratados como artistas serios? La respuesta más simple es que Gran Bretaña perdió su brújula ética junto con su discriminación artística.

Los políticos estuvieron entre los primeros en el banquillo de los acusados ? al haber sido descubiertos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR