?Venir al centro y ver sus edificios es impresionante? Me he vuelto adicto?

Por Marisol Grau

Hace un año apostó por abrir dos tiendas en el corazón de Lima. No aspira a volverse rico, sino a generar un cambio.

¿Valió la pena?Siempre me atrajeron los lugares en renacimiento. Lugares caóticos. Tuve una oficina hace unos años en el Meatpacking District (Nueva York). Allí veía pasar a chicas superbién vestidas al lado de carniceros, prostitutas o travestis. No vine para mejorar la zona, sino para formar parte de ella. Primero abrí una tienda en un hotel abandonado de los años 40 (en Miraflores) y ahora estoy en un banco de los años 20 (el edificio Wiese del jirón Miró Quesada). Es parte del ADN de la marca.

¿A qué se debe este interés?Soy de Lima, una ciudad con mucha historia. Creo que es una responsabilidad cuidar nuestro legado.

Para ti fue como un sueño?No hay que pensarlo mucho, solo basta con ver el lugar. Incluso, este año viví ocho meses frente a la plaza San Martín en un departamento que me prestó una amiga. Me encantó la experiencia y volvería a repetirla. Son los personajes de la ciudad, aquellos que no necesariamente forman parte de mi círculo, los que me inspiran.

¿Qué le inspira a Sergio Dávila?Todo. Desde su modo de vida hasta su forma de vestir. Cómo usan la ropa, así esta no sea nueva. La gastronomía marcó un cambio, ahora viene el arte? y la moda se ha colgado de este.

A muchos les debe sorprender tu apuesta por el Centro Histórico.La gente joven lo entiende muy rápido. Saben que es una buena idea marcar pautas y hacer cosas diferentes. Son los mayores quienes dudan un poco más. Uno puede ser turista hasta en su propia ciudad. Venir al centro y ver los edificios es impresionante. Solo hay que mirar hacia arriba para admirar su historia. Me he vuelto adicto.

¿Qué te animó a hacerlo?La casa Oeschle de novias fue de mi abuela. En el Crillón estaban las tiendas de mi bisabuelo. Ella me contaba cómo jugaba entre las lanas. Por eso, cuando venía a Lima en la década del noventa y la ciudad era un caos, me preguntaba dónde estaba toda esa belleza. Ahora mejoró.

Una vez comentaste que aquello que más te impactó al regresar fue el salvajismo de la calle.Lo que me chocó un poco fue lo agresiva que era la publicidad. En Tel Aviv, por ejemplo, buscan quitar los letreros publicitarios a partir del próximo año para rescatar la arquitectura. Yo haría lo mismo en el Centro Histórico: que sea intangible.

Esta no es una labor fácil?Arte Express se encargó de hacerlo con el edificio Wiese. Trabajo con ellos y procuro...

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