Del ?que se vayan todos? al ?de aquí no se va nadie?

Por CEO de Capitalismo Consciente Perú

El presidente más peligroso de la historia, aunque Sinesio López crea que exageramos, se prepara para iniciar su segundo año en el poder. Y lo hace gracias a su principal aliado: el Congreso. Mientras, los ciudadanos siguen intentando resolver sus necesidades un día a la vez en un país donde la incertidumbre, la informalidad, la violencia, la corrupción, la mala calidad de servicios y la falta de infraestructura básica son la norma.No se trata solo de cómo desde el gobierno están robando las arcas del Estado sin vergüenza alguna. Castillo está desmantelando la poca institucionalidad que existía, copando el Estado de gente sin capacidades y con prontuario. Cambiando normas incluso contra la opinión del MEF y los reguladores. Limitando nuestras libertades, fortaleciendo rondas campesinas en lugares donde no hay ley y encaminándonos a toda velocidad hacia el caos.La política es el arte de lo posible y, en una democracia, la pluralidad de ideas es indispensable para el sano desarrollo de la sociedad. El problema es que en el Perú no hay ideas y nadie quiere hacer política. No tenemos partidos con una ideología clara y con un plan de desarrollo a largo plazo. Solo tenemos ?vehículos políticos caudillistas? que llevan al poder a personajes de dudosa reputación, sin capacidades y con una agenda en defensa de intereses particulares. Los vehículos políticos peruanos se arman y desarman a demanda, con lo cual quienes llegan al poder lo hacen sin el soporte de una estructura partidaria ni los incentivos adecuados para hacer un buen gobierno. Cuando uno forma parte de una organización, se debe a esta, y es la misma organización la que, en teoría, te exige rendición de cuentas. Porque, además, la organización buscará su subsistencia más allá del líder de turno. Hace poco, un empresario me decía que necesitamos un líder. Discrepo: necesitamos liderazgo empresarial (en plural) y partidos sólidos. No más caudillos.Los principios y los valores no abundan en nuestro país. Ni en la clase política ni en la empresarial, y a quien quiera cuestionar lo que digo, ¿cómo se explican los altos índices de...

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