¿La vacancia llega sola?

Por Consejero de estrategia

Tras desinflarse el primer intento de vacancia, pareciera que el Gobierno tuviera carta blanca para continuar impunemente con sus tropelías, las cuales no solo revelan una paupérrima gestión pública, sino también ?y más grave? la normalización de la sistemática destrucción de lo poco funcional que queda del Estado Peruano.¿Está la oposición esperando la siguiente gran metida de pata del Ejecutivo para emprender el siguiente intento vacador? En cualquier caso, ni el devenir político es binario ?absoluta inacción o vacancia a la bruta? ni el remedio para esta deplorable gestión, en forma de rectificación o terminación, va a caer del cielo. En derecho aplicamos el principio general ?quien no puede lo menos, no puede lo más?. Si el Parlamento no puede ?o no quiere? interpelar ni censurar cuando debería, ¿cómo podría pretender vacar al presidente cuando se configure la causal? El equilibrio de poderes supone procesos, uno de los cuales es el control político que, además de ser consustancial a la democracia, permite construir una dialéctica ?o ?gimnasia?? parlamentaria que sustancia una oposición eficaz y legítima ante la ciudadanía.Como escribí antes (1/1/22), el Congreso ?tan solo ha censurado, y casi a regañadientes, al ministro de Educación, cuando la lista de escándalos y prontuarios daba objetivamente por lo menos para ocho?. La lista de ?censurables? es encabezada, sin duda, por el titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, no solo por la contrareforma del transporte público (prohijada también por varias bancadas), sino, además, por el copamiento de Sutrán y otras dependencias denunciado por este Diario. Por motivos similares, le sigue el ministro del Ambiente, que usó su cartera como agencia de empleos, según denuncia de Latina. El de Energía y Minas, por el pretendido cierre ilegal de minas formales (y de ?yapa?, por lo de Perú-Petro). El de Justicia, por pretender destituir al procurador general en connivencia con el abogado personal del presidente, a pesar de su independencia funcional y de no haber hecho más que su trabajo? Y eso sin contar los innumerables exabruptos y desatinos públicos del ministro, en particular contra la prensa independiente. El canciller debería responder por el papelón internacional del fallido intento de deportar ciudadanos venezolanos que no habían incurrido en causal, en flagrante...

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