Transporte urbano en Lima: el pecado del exceso: una entrevista a Luis Quispe Candia, presidente de la Ong Luz Ambar y experto en el tema de transporte.

AutorMelo, S
CargoEntrevista

Hasta la década del setenta en Lima funcionaba un transporte en buses que satisfacía la demanda de la población, en esa época de solo un millón y medio de habitantes. En los años noventa el nuevo gobierno libera el mercado y, como medida de emergencia, ya que no había unidades suficientes para el número creciente de pasajeros, se permite la entrada de vehículos usados en el país y además que cualquier vehículo haga movilidad. Las empresas que antes se formaban como cooperativas dueñas de las unidades vehiculares, pasaron a un sistema de sociedad anónima. La municipalidad entregaba rutas sin controlar si estas empresas contaban con unidades suficientes. Este fue, según Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar, el pecado mayor de las autoridades. El negocio redondo de las empresas de transporte urbano empieza ahL En los años noventa, cuando comienza esta situación, el número de empresas no llegaba a 40. Hoy son más de 450 las empresas de transporte. Las siete autoridades que se ocupan de la gestión del transporte urbano conceden 600 rutas en Lima y Callao, recorridas diariamente por más de 35 000 combis y coasters. Un exceso de vehículos, de empresas de transporte y de autoridades competentes. Un caos vehicular que se instaló como una epidemia y que, según Quispe Candia, solo una entidad técnica no gubernamental podrá solucionar.

¿Cómo se explica el caos vehicular en Lima?

Para entender el problema del tránsito y del transporte urbano en la capital, hay que tener en cuenta varios factores. Hay cuatro principios fundamentales que deben estar integrados en un servicio de transporte: el tiempo de viaje; la frecuencia; la seguridad, que proviene del conductor, que debe ser un profesional calificado, una persona que ha descansado sus ocho horas, que está totalmente relajada, aseada, en buenas condiciones de trabajo. La seguridad se refiere también al vehículo, que debe funcionar bien. Finalmente, el cuarto principio fundamental es el confort, la comodidad que debe brindar el vehículo. En Lima no tenemos ninguno de estos cuatro principios, por eso hay el caos del que hablamos.

¿A qué se debe esta situación?

Tenemos una autoridad inerte, una autoridad que precisamente no ejerce su autoridad, tenemos una gran informalidad de parte de las empresas que prestan el servicio y que claramente se aprovechan de esta coyuntura, o de repente aquí hay una comunión de ideas entre ambos y se cumple estrictamente lo que dice el refrán "a río revuelto...

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