Los tunches, otra vez

Lo que ha pasado en Madre de Dios con la llegada de las muertes en las manifestaciones de los mineros ilegales era predecible. Si se decide combatir una banda de delincuentes y se crea incluso un tipo de delito con su nombre, para luego tener como primer reflejo frente a su protesta enviar a una comisión de alto nivel (de candidez) a negociar con ellos, el resultado viene cantado: unos delincuentes envalentonados. Se les ha enseñado que, si empujan lo suficiente, toda la solidez del Estado se desvanece en el aire. Sobre todo teniendo en cuenta que esta lección ya es, en realidad, solo una confirmación: no olvidemos que a fines del año pasado, cuando un gobierno aparentemente decidido empezó a destruir las dragas de los mineros ilegales y estos respondieron saliendo a las calles, como ahora, a defender su ?derecho? a delinquir en una ?protesta social? y quemando la sede del gobierno regional, la cosa terminó con el envío de otra comisión y la suspensión de todo el operativo estatal. Tendrían que ser, pues, tontos los ilegales para no seguir empujando hasta que los dejen tal como estaban. Y estos depredadores de bosques (que además son explotadores laborales y defraudadores tributarios) podrán ser abusivos, pero no son tontos.

Guillermo O?Donnell, politólogo argentino recientemente fallecido, mencionaba que los países en vías de desarrollo, lejos de evidenciar democracias representativas (que sí se observan en países desarrollados), ostentaban una forma de democracia ?delegativa?, en la que el votante, de algún modo, otorga el derecho a las autoridades elegidas a gobernar como les convenga. En el Perú, sin embargo, lo que parece observarse desde hace ya varios años es una suerte de ?democracia coactiva?, en la que diferentes grupos de presión, luego de que se ha elegido a las autoridades, coaccionan (las más de las veces de manera violenta) para que estas cedan, al margen de los canales democráticos y de lo que pueda ser la voluntad de la mayoría, a sus demandas e intereses.

Nuestro Estado, por su parte, parece pensar que esto está bien. Que ?democracia? es dialogar sobre cualquier tema que se exija con cualquiera que lo exija, aunque se trate del pirómano del barrio exigiendo su ?derecho? a seguir quemándolo. De esta forma, desde el...

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