El ?Tucán? no olvida

Por fernando vivasSiempre estuvo ahí, en dictadura, en transición y en democracia; jamás golpista ni pateando el tablero. Su sola presencia referencial ?en los últimos años ya casi reverencial? es señal de que una crisis se está resolviendo y los extremos se están poniendo de acuerdo. Luis Bedoya Reyes es árbol al que se han arrimado muchos políticos para pedir consejo y hasta garantías. Es casi una tradición de las últimas décadas que presidentes y primeros ministros lo consulten, aunque él no haya sido ni lo uno ni lo otro. En efecto, nos acostumbramos a celebrar su don de mando aunque en el Ejecutivo solo fue fugaz ministro de Justicia del primer gobierno de Fernando Belaunde (de julio a setiembre de 1963) e histórico dos veces alcalde de Lima (de 1964 a 1966 y de 1967 a 1969). Lo de histórico no es solo por la huella que dejó en orden y en obras ?el zanjón es una profunda huella literal?, sino porque, además, fue la primera autoridad elegida por sufragio universal en la capital, bajo el régimen de plena democracia municipal que instauró Belaunde. En verdad, el liderazgo no le venía de su paso por la alcaldía, sino porque estuvo en la eclosión de un partido político importante, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), en 1956, y más adelante, en 1966, fundó y presidió una escisión de aquel, el Partido Popular Cristiano (PPC). Es decir, también supo disentir y dividir, pero, mientras sus ex correligionarios liderados por Héctor Cornejo Chávez decidieron apoyar la dictadura del general Juan Velasco y se eclipsaron hasta desaparecer, el PPC ha acompañado, con alianzas, bancadas y gestos decisivos, los últimos 50 años de nuestra historia. Con tanta vida y política a cuestas, el ?Tucán? nos debía un gordo tomo de memorias. La idea le tintineaba hace buen tiempo y varios pepecistas y periodistas le plantearon diversos proyectos y formatos. Quien más suerte tuvo fue un embajador Harold Forsyth, quien le dedicó el libro-entrevista ?La palabra del Tucán? (Planeta, 2016). Bedoya prefirió, antes de acometer sus memorias, que se recopilaran sus escritos. Eso hizo el Fondo Editorial del Congreso, con el historiador Teodoro Hampe, en el 2012, con el título ?Gradualidad en el cambio?. La palabreja no es ni fea ni casual para el pepecista: ?gradual? es la manera de concebir el cambio para un socialcristiano que no cree en el inmovilismo conservador ni en el reformismo militar al que se alió lo que quedó del PDC. Hasta que, por fin, el mismo fondo del...

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