Tres reglas básicas para protegerse de turbulencia financiera mundial

AutorJohn F. Wasik

El caos actual en el mercado me recuerda al personaje de Theodore "Hickey" Hickman en "El repartidor de hielo", la clásica obra teatral de 1939 de Eugene O'Neil.

Hickey, un vendedor alcohólico, regresa a su taberna neoyorquina favorita, llena de almas descarriadas, a predicar una curiosa forma de salvación. Esta sobrio, mas profundamente perturbado.

Normalmente, una persona entusiasta, que hace cuentos verdes y compra tragos a todos los presentes, Hickey exhorta a sus camaradas a matar "los sueños del mañana que les impiden hacer las paces consigo mismos".

La bolsa de valores, que a la larga reconocerá que muchas compañías siguen siendo rentables, que muchas compañías siguen siendo rentables, es como un Hickey enloquecido, que nos dice lo que necesitamos saber y no queremos oir. Es hora de echar cuentas, porque las acciones han perdido mas de US$ 25 billones de su valor en todo el mundo este año.

Si bien toca a los Bancos Centrales mayormente volver los mercados de dinero y de crédito a sucumbo normal, hay mucho que usted puede hacer ahora mismo para enderezar su propia embarcación.

La historia tiene una lección que enseñarnos al respecto. Algunas de las calamidades de la Gran Depresión se debieron a la inacción de los Bancos Centrales, nuevos aranceles aduaneros, una profunda falta de normativa y la masiva especulación apalancada de todo tipo de inversionistas, desde el interior del país hasta Wall Street, durante los años veinte del siglo pasado.

Pasemos al 2004, cuando millones de personas, desde revendedores de inmuebles en California hasta barones de banco en Wall Street, se ahogaron en el tazón de ponche de los préstamos fáciles.

¡Compre la mayor casa que pueda! ¡Es una inversión! ¡Métase en toda la deuda que le sea posible, porque el dinero esta barato! Tal fue el engañoso sermón del bienestar de nuestro tiempo.

(Gráfico en Documento Pdf)

Protecciones bancarias

Hubo unos pocos ángeles templados en la juerga conocida como la sociedad de los propietarios. No había guardianes efectivos. A las leyes diseñadas para protegernos se las amordazó con una filosofía política desatinada que dice que el Gobierno no debería proteger a los inversionistas,

La ley Glass- Steagall, el principal baluarte de las protecciones bancarias del Nuevo Trato, fue derogada en 1999. Se desregularon los enormes, opacos y complejos mercados de derivados y...

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