El tramposo monse y la conejita ambiciosa

Por RaÚL CASTRO. PERIODISTA Y ANTROPOLOGOCon la precisión de la más eficiente estrategia de masas, el episodio de ?El valor de la verdad? de esta semana logró su cometido: hizo de lejos el mayor ráting en la controvertida historia de este programa de televisión y uno de los más altos en los anales de la comunicación local.El suceso mediático ?que bien podría titularse ?El llanto de la conejita? y cuya segunda línea sería ?Estrella de fútbol infiel niega amor furtivo?? alcanzó un promedio de 35 puntos de audiencia en todos los sectores (lo que equivale a 2?800.000 espectadores), con picos por momentos de 51 en los segmentos A-B.Los que circulamos el sábado por la noche y echamos un vistazo a las calles vacías de la ciudad pudimos comprobar el éxito de este milimétricamente montado evento mediático. Y si ya la cosa daba para irse de pubs con los amigos, lo podríamos haber visto en pantalla gigante, frente a una de las tantas ?Promociones Tilsa? anunciadas en pizarrón: cervezas y piqueos a discreción más chacota con los parroquianos.¿Qué les impuso a los limeños el deber de sentarse a escuchar el prefabricado drama de una muy criolla conejita Playboy escarbando en sus desventuras?Para intentar entenderlo echamos la culpa al morbo, a la falta de educación, a la TV basura y a la prensa chicha. Pero ni la suma de todos estos elementos alcanza para explicar la enorme expectativa que se generó en la audiencia ni tampoco para ocultar del todo lo evidente: la necesidad flagrante de roles sociales ejemplares y de contar con límites que le pongan orden a lo habitual.Detrás de las noticias que precedieron al programa, los adelantos en publicidad, las...

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