Tragedias que duelen por conocidas

Por Rolando Chumpitazi. Editor de Lima

De pronto, la muerte y la destrucción reemplazaron, tristemente, a la alegría y la música que retumbaban en los parlantes de la discoteca Kiss. De pronto, y sin tiempo para procesarlo, más de 200 vidas de jóvenes y adolescentes brasileños fueron consumidas por un incendio tan devastador como inesperado. La tragedia que enluta en estos momentos al Brasil no puede sernos ajena.

Y no puede serlo por varios motivos. Porque revisando los detalles de la tragedia ?que empiezan a ser divulgados a través de las agencias de noticias? encontramos, dolorosamente, increíbles coincidencias con nuestra realidad. De inmediato vienen a la memoria recuerdos de la tragedia de Utopía, donde fallecieron 29 jóvenes, o de otros incendios como los registrados en una improvisada discoteca de Santa Anita en 1998 ?nueve muertos?, o los cinco fallecidos por asfixia en la discoteca Boom, de Juliaca, en el 2008.

Lo acontecido en este centro nocturno de Santa María, una ciudad ubicada en Rio Grande do Sul, sirve para poner en foco qué está sucediendo en nuestra ciudad con discotecas, bares y demás centros de diversión. Por lo general, y dependiendo de la época del año, la lupa se posa principalmente sobre lugares públicos en general: centros comerciales, emporios como Gamarra o Mesa Redonda o el Mercado Central, pero poco miramos a los citados establecimientos.

Si bien a partir de la tragedia de Utopía se hicieron más fuertes los controles y las visitas de inspección en discotecas y bares, es cierto también que, como sucede en nuestra ciudad, luego de la tempestad siempre viene la calma. En otras palabras...

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