Torpedeando al país

Por Jaime De Althaus Guarderas

Alberto Borea y Javier Valle Riestra han decidido torpedear las bases económicas del gobierno de Ollanta Humala y sus posibilidades de llevar a cabo una efectiva inclusión social. No se les ha ocurrido mejor idea, ad portas de una grave crisis económica internacional, que recoger firmas para retornar a la Constitución de 1979 reformada. Todos los esfuerzos del gobierno por inspirar confianza en los inversionistas, que es algo que no se consigue fácilmente ni menos en poco tiempo, se echarían por la borda ante la amenaza de un cambio constitucional que sembraría tal incertidumbre que acabaría por pasmar nuestro delicado crecimiento.

Y todo esto en nombre de una supuesta superioridad ética y democrática de la Constitución de 1979. Por favor. El origen de esa Constitución fue una dictadura militar que la necesitó como mecanismo de salida (por eso no participó Acción Popular, el partido que dos años después ganó las elecciones). Era el broche de oro que necesitaba la dictadura para salir airosa y entregar el poder a los civiles. La nueva Constitución debía consagrar las reformas estructurales de la revolución peruana, dándole, así, legitimidad histórica. Esa exigencia aparece explícitamente indicada en el decreto de convocatoria a la asamblea constituyente. Y, obedientemente, así ocurrió. La Constitución de 1979 consagra una economía estatista, intervencionista, proteccionista ?con estabilidad laboral absoluta incluida? y una institucionalidad medieval en el agro, pues la tierra no se podía ni alquilar, porque solo se aceptaba la conducción directa de la tierra.

Fue ese modelo económico el...

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