'Todo escritor se siente un fracasado'

Por Fernando AmpueroComo la ballena blanca sobre la que escribió Melville, todo escritor persigue la gran historia, no importa que algunos terminen, como Ahab, arrastrados por la obstinación. "Lobos solitarios", el más reciente libro de Fernando Ampuero, nos habla de eso y de su temprana amistad con Xavier y Edmundo, compañeros en los años 70 y 80 en la redacción de la revista "Caretas". Aunque él no revela sus apellidos, quienes trabajamos en aquel semanario sabemos que se refiere a Edmundo de los Ríos y Xavier Ugarriza. El primero publicó en México una novela elogiada por Juan Rulfo, pero a su regreso a Lima se enfrentó a la más dura indiferencia. El segundo, mítico organizador de fiestas, dilapida su herencia en alcohol y lupanares, y lleva su única novela en un maletín sin compartirla con nadie. Ampuero pinta en su historia dos conmovedores retratos, a la manera de un díptico que refleja las vicisitudes de dos escritores hundidos por la amargura. Ampuero nos recibe en su departamento miraflorino. Camina lento y se queja de dolores. Le cuesta sentarse y levantarse de la silla. Con humor y resignación nos cuenta de sus estrategias para sobrellevar una enfermedad que ha reducido sus movimientos. "Aguanto hasta donde pueda", me dice sin dramatismo. Pero los dolores son duros. Hace dos meses estuvo de viaje en la isla italiana de Capri, y paseando por los jardines del emperador Augusto, admirando los abismos frente al mar Tirreno, pensó que era el lugar ideal para desaparecer. "Si en algún momento esta vaina se convierte en algo invivible, me iré de alguna manera elegante", asegura para luego disculparse. "Me puse muy tortuoso", dice y cambiamos de tema. ? ¿Alguna vez le tuviste miedo al fracaso?Yo, la verdad, empecé mi vida literaria con un librito de cuentos cuando no estaba en mis cabales. Ahora tampoco lo estoy, con todas las drogas que estoy tomando por mi enfermedad, pero entonces mis drogas eran recreacionales o con ambiciones místicas. Por eso retiré de mi bibliografía los libros de mis comienzos. Entonces no tenía la mayor preocupación si lo que publicaba tendría éxito o fracaso. El desenfado, la audacia de la juventud me llevaron a esos primeros textos. Cuando te das cuenta de que escribir exige disciplina y responsabilidad, empiezas a encontrar tu voz narrativa. Puedo decirte que todo escritor, en mayor o menor medida, se siente un fracasado. Casi nunca estamos satisfechos con la obra que hemos hecho. Por eso nos ponemos a...

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