Todas diferentes, todas iguales

Por JUAN CARLOS FANGACIo

Si ser mujer en el Perú es y ha sido difícil, ser mujer y además ser chola o negra o mestiza ha sido doble, triplemente difícil. Lo vivieron en carne propia muchas de las que hoy conocemos como protagonistas fundamentales de nuestra historia: Micaela Bastidas en su cruenta lucha independentista; las rabonas de la Guerra con Chile, quienes tuvieron un rol injustamente secundario detrás de los soldados, a pesar de su participación clave en la resistencia; Victoria Santa Cruz, quien aprendió a aceptar que le gritaran “¡negra!”; o Magaly Solier, estigmatizada y burlada en pleno siglo XXI por el simple hecho de ser quechuahablante.Algunas de esas formas múltiples de la adversidad son presentadas en el libro “Había una vez una peruana” (Xilófono, 2018), publicación que reúne a más de 50 mujeres notables de nuestra historia para homenajearlas como se debe. Porque en el Perú no solo se las ha relegado en la acción, sino también en el discurso. No importa que hayan sido mártires o extraordinarias poetas, defensoras del medio ambiente o inolvidables cantantes. En nuestro país ha habido una inclinación dolosa ?y a veces también inconsciente? por ningunearlas o silenciarlas. Por ser mujeres. Por su lengua. Por su origen. Excusas absurdas hay muchas.?Dejar la piel?“Había una vez una peruana”, que se presentó ayer en la Feria del Libro de Lima, es un libro esencialmente femenino no solo por su contenido sino por su concepción: está estructurado sobre la base de...

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