Que tiren la primera piedra

Por Gisella López

Su nombre es Sakineh Mohammadi Ashtiani, tiene 43 años, dos hijos y desde hace cuatro años sabe que puede morir con casi todo su cuerpo enterrado y solo su cabeza y parte de su pecho expuesto para recibir, una a una, piedras que irán destrozando su cuerpo lentamente. Las piedras, para mayor detalle, no deben ser tan grandes para matarla instantáneamente ni tan pequeñas que no le produzcan daño. Sakineh morirá por lapidación.

Una historia sangrienta que, lamentablemente, no es el argumento de un libro de ficción. Una de las muertes más crueles del mundo se sigue aplicando en Irán, producto de la sharia, o ley islámica impuesta por el régimen de los ayatolas en 1979. Su supuesto delito, haber cometido adulterio y ser cómplice del asesinato de su esposo. Algo que ella ha confesado bajo tortura y de lo que no hay testigos.

Esta semana, luego de años de campañas emprendidas por Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán, la noticia de su liberación aliviaba al mundo. Finalmente, Sakineh tendría una nueva oportunidad y su caso emblemático serviría para lavarle la cara al gobierno de Mahmud Ahmadineyad.

Pero horas después, la esperanza se convirtió en impotencia. La buena nueva dada a conocer por el Comité Internacional Antilapidación, con sede en Alemania, se borró de un zarpazo cuando la prensa iraní desmintió el hecho. Sakineh seguirá bajo arresto en la prisión de Tabriz.

Su estremecedor caso fue dado a conocer al mundo por su primer abogado, Mohammad Mostafaeí, refugiado actualmente en Noruega, quien reveló la situación de Sakineh y las irregularidades del proceso en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR