Tierras y agua: algunos temas pendientes

Páginas11-11
AGOSTO de 2011 11
El problema agrario sigue siendo, en mu-
cho, el problema de la tierra; y dado que
este va cambiando a través de los años,
también lo hacen, en consecuencia, las
políticas sobre tierras. Algunas medidas
que el nuevo gobierno debería considerar
son las siguientes:
Retomar el proceso de saneamiento de
la propiedad rural y actualizar lo ya titu-
lado (producto de una importante inver-
sión del Estado, empieza ha quedar des-
actualizado).
Terminar de titular a las comunidades
campesinas y nativas, respetando la
propiedad comunal (y no estimular su
parcelación, como hicieron el PETT y
Cofopri).
Tierras y agua: algunos
temas pendientes
Estudiar y proponer un sistema imposi-
tivo que desaliente la formación de lati-
fundios. El artículo 13 de la Ley 26505,
de 1995 (Ley de Tierras), faculta al Po-
der Ejecutivo a reglamentar un impues-
to sobre la propiedad de la tierra, el cual
puede ser progresivo y acumulativo.
Estudiar mecanismos de garantía de
créditos, distintos de la hipoteca, para
evitar el remate de tierras en caso de
El proyecto Olmos merece un mejor destino
Ante la anunciada subasta de las tierras del proyecto Olmos, programada para
este 24 de setiembre, diversos representantes de la sociedad civil lambayecana
han suscrito un memorial pidiendo su inmediata suspensión, con la finalidad de
que las bases se puedan amoldar a las expectativas históricas de los pequeños
agricultores y de los integrantes de la comunidad campesina de Santo Domingo
de Olmos.
La iniciativa de solicitar la suspensión de la subasta es una de las tantas
evidencias de que la solución al problema de Olmos no pasa por enviar solicitu-
des al concesionario H2Olmos para que «evalúe» la reducción de un porcentaje
de los lotes a cien hectáreas, sino que es elemental que los representantes del
gobierno regional de Lambayeque y el gobierno central incluyan a los sectores
rurales menos favorecidos, en los beneficios del proyecto.
Si estas autoridades, como aliados inexcusables, no toman una posición a
favor de la participación de la pequeña agricultura, las 38 mil hectáreas irán a
parar a manos de un círculo reducido de grandes inversionistas.
La solución del actual problema de Olmos pasa por asegurar la participación
directa de los pequeños agricultores en el manejo de las tierras del proyecto; no
pasa por incluirlos como asalariados o peones. Este no ha sido ni debería ser el
espíritu de tan esperado proyecto.
incumplir con esos compromisos debi-
do a lo riesgosa que puede ser la activi-
dad agraria.
Revisar y concordar la copiosa legisla-
ción sobre tierras agrícolas.
Permitir y promover el acceso de la pe-
queña y mediana agricultura a las nue-
vas tierras de cultivo ganadas por los
grandes proyectos de irrigación.
Respecto al agua, en 2009 se aprobó la
Ley General de Recursos Hídricos, que re-
quiere ser mejorada y cuya implementación
aún no es completa. Es necesario:
Completar la organización de la Autori-
dad Nacional del Agua: deben instalar-
se las catorce autoridades administrati-
vas del agua definidas por la ANA y
conformar su consejo directivo, permi-
tiendo así la participación de la diversi-
dad de usuarios. Asimismo, debe insta-
larse el Tribunal de Resolución de Con-
troversias Hídricas.
Impulsar la conformación de los conse-
jos de recursos hídricos de cuenca, en
coordinación estrecha con los gobier-
nos regionales. Esto permitiría avanzar
en la descentralización, formando regio-
nes que superen la actual división polí-
tica del territorio.
Completar la reglamentación pendiente:
el reglamento de organizaciones de
usuarios, de operadores hidráulicos y
de retribuciones económicas por el uso
del agua.
Reconocer los usos y costumbres en la
gestión y derechos del agua de las co-
munidades campesinas y nativas, facili-
tándoles también el acceso a licencias
de uso del agua, con lo que se les otor-
ga seguridad jurídica.
Por lo demás, el gobierno debería revi-
sar la tradicional política de comprometer
grandes inversiones públicas en obras de
irrigación en la costa, en lugar de realizar
medianas y pequeñas irrigaciones, sobre
todo en la sierra, en beneficio del desarro-
llo regional, de la agricultura familiar, de la
seguridad alimentaria del país y de una más
ventajosa inclusión del pequeño produc-
tor en el mercado.
Foto: Archivo GRL

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