Ética pública

Por Francisco Miró Quesada Rada. DirectorHabló el presidente y, como por arte de magia, todo lo actuado en el Congreso empezó a retroceder. Todos se alinearon a la voz de la autoridad máxima del Ejecutivo que, no cabe duda, tiene vela en este entierro. ¿Pero por qué habló el presidente? Por un poder mayor. El poder de la opinión pública, el poder del pueblo. Me pregunto cómo hubieran reaccionado los congresistas si no hablaba el presidente. ¿Habrían escuchado a los colectivos de indignados por la repartija? ¿A los estudiantes, intelectuales, expertos en derecho constitucional, artistas y otros ciudadanos que se sumaron a la protesta? Lo dudo. Hace rato, esto no es de ahora, se ha producido un divorcio entre los representados y representantes. Políticos y especialistas se han pronunciado al respecto y la ?pachamanca? que se ha armado tendrá que ser resuelta.Desde el 2000, cuando cayó la dictadura fujimorista, hemos asistido a un concierto de marchas. Ha habido, por ejemplo, marchas contra la corrupción, contra el abuso de las autoridades, por la defensa del medio ambiente, contra la ley universitaria que afecta la autonomía, contra un servicio militar a todas luces discriminatorio y contra la intención de silenciar la autonomía del Tribunal Constitucional (que es el guardián de la constitucionalidad de las leyes).Ahora se pretendió copar este tribunal con algunas personas vinculadas a grupos políticos para así controlarlo. ¿Cómo nos hemos olvidado qué sucedió con el defenestrado Tribunal Constitucional durante el fujimorismo, una de las decisiones más vergonzosas de ese régimen? En aquella época los estudiantes de muchas universidades, indignados por el desaguisado, salieron a protestar porque un Congreso con una mayoría sumisa se prestó al juego de la dictadura, solo porque ese tribunal falló en contra del fraude que buscaba la tercera reelección de Fujimori amparándose en la insostenible tesis de la interpretación auténtica. Interpretación que de auténtica no tuvo nada y que fue la negación de un mandato constitucional, de una Constitución cuestionada que nos rige por veinte años. Ante todo esto se impone una reforma democrática del Estado, y cuando afirmo ?democrática? me refiero a normas que conecten y equilibren el poder ciudadano con el poder de los elegidos. Mientras...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR