Una tia diferente.

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CargoPODER Y SOCIEDAD - Entrevista

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Susana Villarán está encantada con el iphone verde que le han regalado después de ganar la elección a la Municipalidad de Lima. Lo pidió verde, como el color de su partido, Fuerza Social. Está feliz, se le ve alegre, animosa de emprender el difícil reto de gobernar una ciudad caótica aparentemente ingobernable como Lima. Villarán comienza una nueva etapa al inicio de sus "sixties". En su vida pública, el torbellino de ser la primera alcaldesa elegida de Lima. En su vida personal, le buscan un leñador a la "caperucita roja" como la llamaron durante la campaña: un galán tierno, guapo y con algo de plata porque se muere de ganas de que la lleven a comer.

Se te ve bien, contenta, en tu piel. Y eso es raro en los políticos. Los políticos se afean. Tú más bien has mejorado muchísimo.

Estoy súper contenta. Cómo no lo voy a estar después de lo que me ha sucedido. Es una muy buena noticia, para mí en lo personal, para el partido y para Lima. Porque no solamente es ser la primera alcaldesa elegida, que tiene su importancia, no puedo dejar de decir que me siento súper orgullosa, pero Lourdes también lo pudo ser.

Pero Lourdes Flores hizo cosas que tú no habrías hecho. Le salió mejor a ella jugar el papel de la mala.

Yo no puedo hacer eso. No soy así. Todo el mundo me criticó mi rol en el debate, que no me defendí que por qué no saqué lo de Cataño, lo de los autos usados con timón cambiado, lo de la enorme cantidad de dinero que ganó; bueno, yo no soy así. Yo solo dije que era una persona que sufría de miopía moral y que es una miopía que no se cura. Y no había nada más que decir.

¿Personalmente cómo tomas este triunfo?

Cuando salí del Ministerio de la Mujer, ya estaba Alejandro Toledo en Palacio. Le había dejado mi fajín a mi hermano Fernando, había sido tan bonito. Salí caminando con mi asesor Juan Carlos Cortázar, nos paramos frente al Palacio Municipal y lo miramos con unas ganas y dijimos pucha, ¿y si la hacemos? Porque gobernar Lima es algo extraordinario, apasionante, intensísimo, dificilísimo. Estoy muy contenta porque no le debemos nada a nadie. No hemos empeñado una molécula de nuestros principios con nadie. Nosotros no hemos sido el establishment y hemos pagado el pato por eso. Nos han hecho un cargamontón bien feo.

Mucha gente te crítica que hayas visitado a Alan García.

Lo visité porque él me había mandado al jefe de la Casa de Gobierno para saludarme antes de que me dieran las credenciales, y la manera de devolverlo es con una visita. Eso es lo que se hace.

Y eso forma parte de la convivencia necesaria.

Tenía la obligación de decirle al Presidente que no solo teníamos que ser buenos vecinos en lo formal y en las apariencias, sino que había que hacer cosas juntos. Primero, la Costa Verde; no podíamos seguir parchándola con pequeñas cosas que a veces se hacen por iniciativa de él. Segundo, quería hacer un homenaje a Alfonso Barrantes y que él viniera, porque había sido su amigo. Y tercero, hablar de la educación, porque aún después de la elección siguieron con el asunto de que la roja le iba a entregar la educación al SUTEP; el propio Primer Ministro y Ministro de Educación siguió con eso. Yo tenía interés personal de aclarar con el Presidente ese asunto. Fue muy útil y muy cordial la conversación. Y muy franca.

De tu parte.

Y de parte del Presidente. Dijo que tenía temor de que algo que para él es una obsesión, y se nota, que son las inversiones en esta etapa de crecimiento a lo chino que tenemos en este momento, se viese frenado por la presencia de la izquierda en la Municipalidad de Lima, muy cerca de las elecciones del 2011. Y que varios inversionistas le habían expresado su nerviosismo, y para él una tarea fundamental es aprovechar la ola de crecimiento, y por lo tanto él veía con temor esta presencia. El Presidente es muy amigo de Rolando Breña, de Alberto Moreno, el líder de Patria Roja, son muy buenos amigos políticos. Me contó que en su gobierno le ofreció a Moreno una responsabilidad en ciencia y tecnología, que parece que es una de sus preocupaciones. O sea, tienen una relación estrechísima, cosa que yo no tengo con Moreno. No porque no la quiera tener sino porque no hay un pasado. Con Breña sí hay más relación.

¿Cómo ha cambiado tu vida? ¿Cuánta gente recibes al día?

Muchísima. Demasiada. Es normal. Se generan muchas expectativas. Es por mi manera de ser. Eso no va a cambiar. A mí me gusta conversar, atender...

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