El terror en Venezuela

Por miguel henriqueOtero

Hay un modelo de poder ?el Estado policial? que tiene su punto de partida en el momento en que se produjo la creación de la policía política en la Rusia comunista, ordenada por Lenin en 1917. Con la llegada de Stalin al poder en 1922 y hasta su muerte en 1953 ?más de tres décadas?, la entidad de la policía política creció hasta constituirse en el núcleo mismo del poder.La idea que predominó durante el zarismo, de que la policía ?la famosa Ojrana? era un mero instrumento en manos del zar o de sus ministros, fue desechada y remplazada por los comunistas, por otro concepto: la de un poder de naturaleza policial. ¿Y qué es un poder de naturaleza policial? Un poder que piensa, planifica, toma decisiones y ejecuta operaciones sobre la tesis de que toda persona es, por definición, sospechosa. En concreto, sospechosa de ser un enemigo político, un enemigo del régimen, por lo tanto, una persona que debe ser vigilada, amenazada, coaccionada.Es con Stalin que la policía política adquiere la categoría de poder omnipresente, de poder total e ilimitado, estructuralmente impune, regido por criterios de arbitrariedad, unilateralidad, uso de fuerza desproporcionada, secretismo y opacidad. Es con Stalin que la policía política se fusiona con el Estado, que el Estado adquiere las proporciones de Estado policial, de Estado de terror. Es con Stalin que esa policía política, fusionada con el partido y con el resto del Estado, alcanzó etapas de delirio, en las ocasiones en que recibió la orden de cumplir cuotas de detenidos, enjuiciados y ejecutados.Ese Estado, con las variantes y matices que han tenido lugar en más de siete décadas, es el Estado de terror que hoy gobierna Rusia, bajo el mandato del criminal político y criminal de guerra Vladimir Putin. Y es ese modelo el que se reprodujo en los países comunistas de Europa del Este, y que engendró monstruos como la Securitate en Rumanía, la Stati en la desaparecida ?por fortuna? Alemania Oriental o el Servicio de Seguridad de Polonia, y que a comienzos de los años sesenta se proyectó hacia Cuba ?donde se mantiene hasta hoy con la ferocidad que es su marca de fábrica?, y es el modelo que con indiscutible éxito se ha proyectado hacia Venezuela y hacia Nicaragua.El Estado policial venezolano, como el cubano y el nicaragüense, es, además, militarista. Son constantes las escenas en las que militares y policías actúan juntos, y está demostrado que en sus métodos hay patrones comunes: unos y...

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