Terror y desacralización

Por Hugo Guerra. Periodista

Veinte años después de la captura de Abimael Guzmán Reynoso y su cúpula todavía queda mucho por esclarecer en la perspectiva histórica.

Existe, ante todo, la tendencia a sacralizar el rol del fujimontesinismo en la caída de Sendero Luminoso, pero pocos analizan los errores e inclusive la complacencia con ese fenómeno que tuvieron el autócrata y su asesor de Inteligencia en el interés de prorrogar el régimen de espurio re-reeleccionismo.

Por ejemplo, debiera estudiarse a fondo hechos claves como la fallida captura de Guzmán cuando se refugió en una casa cercana al Ministerio de Defensa, a fines de 1991, pues existen indicios de que desde el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) se advirtió a la cúpula senderista sobre la inminencia de la acción policial.

Asimismo, es indispensable escribir la historia real de la caída del llamado ?presidente Gonzalo? el 12 de setiembre de 1992, porque se tiende a ser injustos con el verdadero artífice, general PNP Ketín Vidal, subrayando únicamente el rol cumplido por los oficiales Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro.

Vidal, recordémoslo sin mezquindades, tuvo el especial mérito de ordenar la captura sin informar a Montesinos y a Fujimori, quien se encontraba de pesca en la selva. Por ello, el heroico general fue, luego, objeto de una campaña de desinformación y persecución política brutal de parte del siniestro ?Doc?, que utilizó el drama terrorista como elemento de negociación con el narcotráfico, venta ilegal de armas, cooptación de la cúpula militar y participación subrepticia en el Plan Colombia, temas sobre los cuales hoy hay silencio mediático.

La desacralización del fujimontesinismo debe establecer, asimismo, por qué se desmontó el...

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