TC: ¿Elección o imposición?

Por WalterAlbánPeralta

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha advertido acerca de los riesgos para la independencia judicial derivados de que un órgano político, como en nuestro caso es el Congreso de la República, lleve a cabo el nombramiento de una alta corte, entiéndase, el Tribunal Constitucional (TC), sin que existan las garantías necesarias. Por eso, este organismo del sistema interamericano de derechos humanos (que conforme a nuestra Constitución, a diferencia de la Comisión de Venecia, goza de directa competencia en nuestro ordenamiento jurídico interno) señala que tales garantías suponen, cuando menos, el acceso igualitario e incluyente de las y los candidatos, la participación de la sociedad civil y la calificación con base en el mérito y las capacidades profesionales. A ello debe sumarse la elaboración previa de un perfil claro de las cualidades personales y capacidades que debiera reunir cada postulante.¿Podría alguien poner en cuestión tales criterios, que surgen del sentido común, tratándose de la elección de altos magistrados para una entidad tan importante como el TC, el máximo órgano de control constitucional en el Perú, llamado a ejercer con total independencia y autonomía esa delicada función? Apartarnos de ellos implicaría atentar contra la naturaleza de este tribunal, perjudicando sustantivamente la ya golpeada y débil institucionalidad democrática en nuestro país.Hoy, lamentablemente, el Congreso pretende forzar una elección sin ninguna garantía, echando por tierra tan razonables y convenientes pautas de acción. De consumarse este despropósito, sobrarían razones para entender que, más que una elección, se trata de una captura de este importante órgano jurisdiccional, que en el pasado reciente ha enmendado la plana, en varias oportunidades, a esa misma mayoría que controla este poder del Estado cuando, sin empacho alguno, ha violado la Constitución para confrontar a quienes osan oponerse a sus intereses.Quizá parte de la responsabilidad de que algunos pocos, valiéndose de su actual pero siempre efímero poder en el Congreso, se encuentren decididos a actuar sin que les importe pisotear los derechos de millones de peruanos la tengamos también que asumir todos, porque no nos mantuvimos atentos frente al despojo del que fuimos objeto, progresivamente, desde años atrás, cuando sucesivos congresos fueron modificando las normas para la elección, tanto del defensor del Pueblo como de los miembros del TC.En...

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