Tango sin arrabal en Lima: el club de la pasión

Por luis silva noleTextoEl palpitar del piano adormece el alma de la pareja. Las piernas se entrelazan y separan en un frenético y elegante rito de seducción. El golpe estirado del bandoneón hace que los ojos se claven en la mirada más penetrante del mundo. Tango.Gardel resucita cada jueves por la noche en el salón principal del Círculo de Oficiales de la Guardia Republicana del Perú, en Av. Sánchez Carrión (otrora Pershing) 110, en San Isidro. La cita impostergable del Club de Tango Domingo Rullo, integrado por personas adultas mayores, comienza a las 7 p.m. Cuatro horas de milonga sin arrabal y harta camaradería a 20 soles por persona.El ?Caminito? hacia el clímax es lento, matizado de tanto en tanto por quiebres, cortes y giros, rápidos, sensuales. Dos personas se funden en un abrazo que copa la pista en círculos grandes y pequeños, que se cruza con otros abrazos igual de febriles y que dura lo que dura la canción.Suena ?Por una cabeza? y enciende aun más la fuerza de los movimientos. ?La cumparsita? es cantada a coro y lo último que quiere decir el medio centenar de miembros de esta barra querida de aquellos tiempos es ?Adiós, muchachos?.El tango instrumental también jala gente. Uno, dos, tres, vuelta. Las piernas estiradas de las damas convertidas en aspas de molino casi cortan en dos a los dandis de zapato de cuero y a veces de charol. Ellos doblan hacia atrás a su pareja de turno con la misma facilidad con la que el herrero experto dobla el fierro caliente.José Díaz Salgado, de 81 años y general retirado de la policía, es desde hace 20 años presidente...

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