Tan lejos del arco del triunfo.

CargoRUEDA EL BAL

El fútbol, en el Perú, se ha convertido en una pesadilla de ilusiones e imposibles deplasmar. Insistimos, cada vez con mayor desesperación, en la cantaleta de por qué no vamos al Mundial. Queremos ir a un Mundial como lo hacen otros países cuyo desarrollo económico es menor. Es el caso del Paraguay, por ejemplo. Nosotros disponemos de unas instalaciones de lujo --la Videna, la ninguneada Vídena, donde los jugadores no desean concentrarse porque prefieren las instalaciones del Hotel El Golf-- que los paraguayos ni por asomo poseen. Sin embargo, hace tres mundiales que ellos sí van y nosotros no. ¿Por qué? Porque han logrado acoplar maravillosamente a la selección con su público. Allá aman a su selección. Han cerrado filas a su alrededor. Son una unidad compacta. La pregunta de fondo, entonces, debería girar en torno a la entrega de los peruanos a una causa, la organización sería y no mafiosa que debería prevalecer entre los dirigentes, el apoyo real del público...

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