El sur empieza del otro lado

Por Cecilia Valenzuela. Periodista

El legítimo sueño de construir en el sur un gasoducto que integre Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna al proyecto energético de estos tiempos peligra por la inconsistencia del populismo.

Sembrar de ideología política los negocios y creer que un proyecto de gran envergadura se asegura con el capital del Estado y no con el mercado ha llevado al gasoducto sur andino a la gaveta de las postergaciones. Un anhelo de todo el sur del Perú rezagado por la desgracia de haber tenido autoridades estatistas.

Salomón Lerner Ghitis y Humberto Campodónico le hicieron creer al presidente Humala que el Estado podía imponerse como socio sin espantar al capital y que un proyecto de esos costos podía obviar los estudios y las garantías que exigen los inversionistas antes de prestar.

El 31 de agosto del año pasado, Lerner anunció que el gasoducto del sur sería construido por empresas privadas nacionales y extranjeras, Petro-Perú y los presidentes regionales del sur, lo que ayudaría a crear más empleo. Dijo, además, que las obras se iniciarían en enero del 2012 y que estaría listo en el 2014.

Kuntur, la empresa transportadora de gas que a fines del gobierno anterior obtuvo la aprobación para la construcción del ducto, recibió la notificación: El Estado Peruano intervendría. Y cuando Kuntur salió al extranjero a buscar financiamiento, se encontró con la realidad. ¿Se imagina usted la cara de los inversionistas cuando les explicaba que su inversión de 16 mil millones de dólares debía compartir el directorio con funcionarios y presidentes regionales con posiciones distintas cada 5 años? Solo Dios sabe si alguno de ellos evocó el rostro de Gregorio...

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