¡Superman envejece!

Por Liuba Kogan. *En 1938, Jerry Siegel y Joe Shuster vendieron a la editorial estadounidense DC Comics los derechos sobre un personaje extraterrestre, Superman, nacido en un mundo en extinción. La historia de este superhéroe narra que fue acogido en el planeta Tierra por una amable pareja de granjeros que lo instruyeron éticamente. Su misión en la Tierra, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, sería entonces defender los valores del ?american way of life?, la justicia y la libertad. Inspirado en los trajes de los acróbatas y hombres fuertes del circo de la década de 1930, Superman viste colores primarios y mallas rematadas en una capa que potencia su capacidad de dar grandes saltos y volar. Sin embargo, es vulnerable frente a los fragmentos de su destruido planeta, un material verde que lo debilitaba, la kriptonita. Fuera de este elemento, Superman es un personaje prácticamente indestructible y que encarna el sueño de la invulnerabilidad que ha acompañado al ser humano desde tiempos inmemorables: invulnerabilidad que ha sido perseguida a través de armaduras, tanques, refugios, vacunas, terapias psicológicas, artes marciales y todo tipo de técnicas para mitigar la fragilidad del ser humano. Pero, curiosamente, esa invulnerabilidad que ha hecho de Superman un héroe central del cómic mundial ha sido su mayor punto débil en los años recientes: su verdadera kriptonita. Un personaje indestructible y tan correcto como un boy scout ha encontrado dificultades en adaptarse a la exigencia de los nuevos consumidores, quienes buscan identificarse con psicologías más complejas y dilemas más elaborados como los que afrontan los jóvenes actualmente. Superman no tiene el tormento de un...

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