?Superar el antidiscurso que prevaleció en primera vuelta sería, a fin de cuentas, un buen indicador de que a partir del próximo

Por Al servicio del país desde 1839La segunda vuelta puede ser vista como un dilema. Los electores están ante dos opciones que se excluyen mutuamente y, aunque el voto blanco o viciado es un recurso disponible, el resultado será siempre el triunfo de alguno de los dos candidatos que compiten en ella.Eso, por supuesto, no quiere decir que todo lo que se ventile en esa segunda parte del proceso electoral tenga esa misma naturaleza dicotómica. Pero llevados por el facilismo de recoger votos con esa lógica, muchas veces los postulantes tratan de plantearla donde no existe.El mecanismo es simple: se establece una virtud ?real o supuesta? y mientras el candidato que la nombra se identifica plenamente con ella, se sugiere que el otro postulante constituye su antítesis. Se producen así dramáticas disyunciones entre, digamos, lo peruano y lo extranjero, o lo democrático y lo autoritario; y se las convierte en argumentos absolutos para respaldar al aspirante presidencial que está del lado amable de la contradicción y descartar a su antagonista.?Nosotros gobernaremos en democracia, no va a haber dictaduras, porque en el Perú estamos cayendo en una dictadura. El Parlamento tiene mayoría absoluta de un solo partido a raíz de esta elección. Tenemos que equilibrar los poderes del Estado, sino de aquí vamos a regresar a una autocracia y eso es muy peligroso?, ha señalado por ejemplo Pedro Pablo Kuczynski, en referencia a los 73 representantes con los que contará el fujimorismo en el próximo Congreso. ¿Pero es lo mismo tener mayoría en una determinada conformación de la representación nacional que ejercer un gobierno dictatorial? Evidentemente, no. Si así fuera, muchos países europeos que tienen regímenes parlamentarios ?y precisamente necesitan que exista una mayoría para formar gobierno? no calificarían como democracias. El que en una realidad como la nuestra el Ejecutivo y el Legislativo sean manejados por un solo partido puede merecer una vigilancia estrecha de parte de la oposición para asegurar que el contrapeso de poderes se cumpla, pero está lejos de constituir una tiranía.En Fuerza Popular, no obstante, también tienen lo suyo cuando de esquematizar la situación de sus contendores se trata. Sobre el plan de gobierno de su opositor en el balotaje, por ejemplo, Keiko Fujimori ha fustigado que ?se hizo...

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