Un Super Bowl activista y valiente

Por AlbertoGoachetLea mañana en Economía a Leslie Pierce El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Por un momento imaginemos que cuando empieza la temporada de verano lo que más nos atraiga y emocione no sea llegar a la playa, sino ver con atención cada panel que las marcas colocan en la carretera. O sea, la playa sería el postre y el plato principal serían las ideas creativas que nos acompañan cada kilómetro. Sería el sueño de marketeros y publicistas.Esta fantasía se vuelve realidad una vez al año en la transmisión del juego final del campeonato de fútbol americano. A pesar de que este 2017 la audiencia del Super Bowl en Estados Unidos ha sido la más baja de los últimos tres años, igual durante el partido llegó a 111 millones, subiendo varios millones más en la tanda comercial y en el show de Lady Gaga en el medio tiempo. A pesar de que este deporte solo se juega en Estados Unidos, la final genera interés en todo el mundo. La tanda comercial se ha convertido en el show principal y las marcas lo saben y lo pagan. Un spot de 30 segundos cuesta 5 millones de dólares, el presupuesto completo de márketing para muchas marcas. Y súmele los costos de producción que no deben bajar de otro milloncito más.Teniendo esos millones de ojos atentos y dólares invertidos, una marca tiene que pensar bien qué va a decir. Y es entendible que el objetivo principal sea contribuir de manera importante a las ventas y así obtener un buen retorno de la inversión.Sin embargo, hay marcas que optaron por otra alternativa. Decidieron comportarse, tal cual decía Howard Schultz, CEO de Starbucks: como ?un ciudadano más? en la sociedad. O sea, tener un punto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR