¡Sonriéndole al tumulto!

Por Juan Paredes Castro

Hace más de un año que en el Perú todos los poderes públicos juntos parecen sonreírle al tumulto, no importa si viene acompañado de sangre y muerte.

Le sonríen con una mueca de cinismo e impotencia, con vergonzosa sensación de derrota frente a agitadores, vándalos, criminales ?a quienes no les pasa nada ejemplarizador nunca? que el jueves llenaron de zozobra dos grandes centros comerciales: La Parada y Gamarra, y que no hace mucho bloquearon decenas de vías. Mañana podrán tomar a la mala una planta eléctrica y pasado mañana paralizar algunos otros servicios públicos indispensables y estratégicos.

¿Alguien puede exhibir a uno solo de estos violentistas en la cárcel, cumpliendo condena efectiva? Riámonos de la ley, por supuesto, y de los fiscales y jueces que suelen liberarlos.

De este lumpen se sirven comerciantes inescrupulosos, políticos corruptos y hasta dirigentes electos que han descubierto en la violencia de alquiler y sicariato su arma letal de chantaje para usufructuar poder y fortuna. Recuérdese cómo el prolongado tumulto que armó el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, bastó y sobró para que se paralizaran importantes inversiones mineras y para que se demostrara que un dirigente elegido como él, que es capaz de torcer su mandato en las urnas, puede desafiar al mismísimo JNE y al Poder Judicial.

El tumulto se ha vuelto el modo y medio de vida de quienes saben que este país del crecimiento económico sostenido, del turismo gourmet internacional y de la vitrina mimada de las inversiones, es también el reino de la impunidad, en el que la ley y el orden son piezas del sistema institucional que sobran.

Si la alcaldesa Susana Villarán planeaba imponer orden en La Parada, el mismo día ?coincidencia o no? en que se...

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