Sobreviven en medio del infierno iraquí

Las guerras son absurdas. Para mí este viaje, desde que pisé suelo iraquí, fue absurdo. Por mala información encontrada en Internet llegué a Iraq pensando que a los peruanos nos daban la visa en el aeropuerto, como a los de muchas otras nacionalidades, pero no fue así.Al aterrizar en Erbil me enteré de que tenía que haber tramitado la visa en el Perú. Me retuvieron en el aeropuerto y me dijeron que no podía entrar al país. Además, debía esperar hasta el día siguiente y pasar la noche ahí mismo, ya que la línea aérea que nos había traído a Laura Jiménez, colaboradora de El Comercio en Beirut, y a mí no tenía vuelos de regreso ese mismo día a Estambul.Laura, por ser española, no tenía este inconveniente. Ella trató de conseguir un contacto en el Ministerio del Interior de Iraq mientras yo pasé siete horas tratando de convencer a los funcionarios de Migraciones que no estaba tan loco como para gastar un dineral en un pasaje desde Lima y pretender entrar sin visa a su país. Luego de todo ese tiempo se me acercó un funcionario que me pidió mi credencial de prensa, me llevó a una oficina, me devolvió el pasaporte sellado y me dijo: ?Bienvenido a Iraq?.Absurdo también fue regresar de noche desde la frontera con Siria luego de visitar un refugio de miles de personas y en los últimos kilómetros estrellarnos a alta velocidad contra un bloque de concreto en la carretera y solo sufrir cortes y moretones en la pierna derecha.Todas las guerras son absurdas, pero esta sobre todo porque un grupo de dementes decidió que quieren instaurar un califato islámico y arrasan a todos los que piensen diferente.Un periodista...

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