El silencio de los arcángeles

Por Analista políticoLea mañana en Política a Diana Seminario El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. La corrupción que en el 2000 precipitó la caída del gobierno autocrático de Alberto Fujimori encontró a un país absolutamente vulnerable e indefenso para combatirla. El sistema político y el sistema judicial eran más que sus cómplices estructurales. Sobrevino entonces el gobierno de transición de Valentín Paniagua, lamentablemente muy corto, pero con la habilidad, el coraje y la fuerza moral para promover un sólido sistema fiscal y judicial anticorrupción, y también para crear las condiciones de penalización que llevaron a la cárcel a encumbrados personajes del poder político, militar y judicial precedente, incluidos ex primeros ministros, ex comandantes generales de las Fuerzas Armadas y ex magistrados supremos.Los mayores delitos cometidos fueron investigados, juzgados y sentenciados, bajo justificadas detenciones preventivas y otras por extradición. Los principales responsables, el ex presidente Fujimori y su ex asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos, cumplen así duras condenas efectivas. Pudo demostrarse que una cruzada contra la corrupción, por grande que sea, no es jamás completa si no está acompañada por una cruzada contra otro mal endémico: la impunidad.La gran pregunta de ahora es si el escándalo de los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht, entregados durante los gobiernos de Toledo, García y Humala, encontrará a un gobierno de Kuczynski con la habilidad, el coraje y la fuerza moral de Paniagua, a un sistema anticorrupción como el que tendrían que garantizar el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, y el presidente del Poder Judicial, Duberlí...

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