El show está en la cancha

Por Jorge Barraza. ColumnistaEn vuelto en un estallido social sin precedentes, Brasil hospeda una atractiva Copa Confederaciones en la que participan cuatro campeones mundiales. Mientras en los estadios se juega buen fútbol (en algunos partidos, muy bueno), afuera millones protestan contra los gastos estratosféricos que hizo el país para remodelar esos escenarios de cara al Mundial 2014. Manifestaciones que han abarcado todo el territorio, y que sorprenden, porque Brasil es un país que históricamente maneja muy bien su imagen. Tan bien, que uno termina convenciéndose de que en verdad es una superpotencia que se codea con Estados Unidos, China, Alemania y Rusia, que el progreso es arrasador y que ?todo el mundo está feliz y no deja de bailar?.Al parecer, no es tan extraordinario el presente brasileño. Hay una tensión social gravísima, al punto de que el prestigioso Tostao, que se sitúa junto a los indignados, titula su columna de ayer en ?Folha? de Sao Paulo con un pronóstico inquietante: ?El Mundial corre peligro?.La FIFA se vio impelida a anunciar que ningún equipo se retiraría (por los disturbios) y que el torneo no se suspendería. Pero Joseph Blatter, quien soportó un abucheo descomunal en la ceremonia inaugural junto a la presidenta Dilma Rousseff, mandó un mensaje a los protestantes: ?La FIFA no obligó a Brasil a organizar el Mundial, Brasil lo pidió?.En ese clima de pancarta y...

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