+Servicio -militar

Por Raúl Castro. Periodista y antropólogo

Resulta absurdo asistir a los intentos de nuestras autoridades militares por hacerse de reclutas a la fuerza, cuando los programas de voluntariado en el Perú –y en todo el mundo– rebosan de entusiastas inscritos.

El gobierno ha hecho un "llamamiento extraordinario al servicio militar” determinando la realización de un sorteo, entre hombres y mujeres de 18 a 25 años, para cubrir el déficit de 30 mil soldados que tiene cada año. Es decir, intenta obligar a los sorteados a servir forzosamente. Situación, decía, paradójica, por lo menos, si la comparamos con la masiva participación que tenemos los peruanos en programas civiles voluntarios: un tercio de nuestra población se enrola en causas de ayuda social cada año, según consignó una investigación de la Universidad del Pacífico (Portocarrero, Millán y Loveday, 2004).

Es claro que el gobierno no está sabiendo enfocar el asunto. Es decir, no está entendiendo que el problema no es de voluntad de ayuda en la población, ni de vocación para servir a la patria, sino de la naturaleza de la actividad convocante.

Este es un tiempo en el que la formación militar como instructivo nacionalista y temple de carácter decrece a nivel global, mientras que la tendencia a servir civilmente en la sociedad crece lenta pero sostenidamente, según se puede ver en investigaciones de la ONU y el John Hopkins Center for Civil Society Studies.

Cada vez más países cancelan la obligatoriedad del servicio, como Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia o más recientemente Alemania, mientras que lo mantienen naciones que están siempre amenazadas por vecinos beligerantes. Es el caso de Israel o Corea del Sur, ejemplos que defensores de la medida, como el general (r) Daniel Mora âactual congresista y ex...

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