La selva que calla y la selva que protesta.

AutorGarc
CargoESTRELLAS DE LA SELVA

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Carreteras bloqueadas, economías locales detenidas, desabastecimiento, viajes interrumpidos, poblados aislados, violencia, heridos y difuntos ... la ley de la selva impera en toda su magnitud. Como ya habíamos adelantado en anteriores comentarios, (1) el apresuramiento y la sordera del Poder Ejecutivo han desencadenado nuevamente conflictos en la selva peruana.

Al interior de esta misma selva de actitud beligerante hay otras comunidades nativas que no se están manifestando, que no cortan caminos ni salen en los medios a reclamar sus derechos. Si bien nada indica que las etnias de la selva central se van a sumar a las protestas en el corto plazo, algunos dirigentes ya dicen que las comunidades nativas de Junín, Pasco y Huánuco afiliadas a la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central están evaluando tomar algunas medidas de fuerza, aunque tal deliberación lleva casi dos meses después del inicio de las manifestaciones.

El retraso en la reacción de los nativos del área central puede ser interpretado de diferentes maneras. Una explicación sería el desconocimiento: "No conocemos nada de alguna ley ni de ninguna movilización. Hemos oído algo, pero como no tenemos señal de radio ni televisión y menos nos llegan los periódicos, no sabemos mucho de esas noticias. Solo conocemos lo que algunos nos cuentan". (2) Algunos jefes nativos que sí están al tanto de la problemática esperan que el kornesha (3) convoque a los jefes de las comunidades para adoptar medidas al respecto, pero otros consideran que este aparente adormecimiento se debe a su filiación a la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP), organización indígena que no comparte los mismos criterios ni estilos de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) que lidera las manifestaciones. Es más, en el último año se han recrudecido los distanciamientos entre estas dos grandes representaciones indígenas.

Por otro lado, contrariamente a lo que se cree, no solo el Estado y las grandes empresas han afectado los intereses y las posesiones de los nativos. Algunas comunidades nos dicen que ya no les queda mucho que perder, porque ya han cedido gran parte de sus territorios ante la "presión hormiga de los migrantes andinos que vienen buscando tierras para la agricultura". (4) Otros nativos, en particular los más ancianos, nos hablan del desarraigo y la pérdida de prácticas culturales, porque ahora los nativos, sobre todo...

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