Sebastian Piñera, nuevo presidente de Chile. ¿Y ahora que?

AutorVidarte Ar
CargoLA ESTRELLA SOLITARIA

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

A diferencia de elecciones anterios, el último proceso no generó mayores expectativas, a pesar de la presencia de tres candidatos con opciones reales (frente al clásico bipartidismo posdictadura), uno de ellos un ex presidente, y la posibilidad de que la derecha chilena pudiese llegar al poder democráticamente luego de 52 años.

Es más, la prensa de nuestro vecino hizo mención recurrentemente a la increíble tranquilidad con que se estaban llevando los comicios. Este gran desinterés por participar de la vida política fue mucho más preocupante dentro de los jóvenes: una investigación concluyó que en el exclusivo barrio santiaguino de Las Condes, 4000 de los 8000 jóvenes que viven allí se registraron para votar, mientras que en La Pintana, comuna pobre de la capital chilena, de los 8000 jóvenes que allí residen solo 400 se inscribieron en el registro electoral, (1) situación que está llevando a la sociedad chilena a repensar su sistema electoral y, especialmente, el voto voluntario atado a la inscripción previa en el registro electoral.

PROPUESTAS Y POLÍTICA EXTERIOR (2)

Otro elemento a considerar como una razón del desinterés es que el electorado chileno no llegó a percibir grandes diferencias entre los candidatos. El analista argentino Atilio Boron intenta explicar la derrota de la Concertación a partir de "la progresiva asimilación del legado ideológico de la dictadura militar", lo cual ha logrado que las diferencias con la derecha se vuelvan imperceptibles para el electorado. (3) Si bien lo señalado es evidente en temas como el económico, también es aplicable a la política exterior chilena.

A ello habría que añadir la ausencia de propuestas concretas en materia de relaciones internacionales, (4) un aspecto preocupante e incomprensible tratándose de un país que busca ser ejemplo y líder de la región en virtud del avance económico, social e institucional que ha logrado en las últimas dos décadas. Todo esto explica por qué tanto Eduardo Frei como Sebastián Piñera priorizaron durante su campaña las relaciones con sus vecinos, la integración regional, el respeto al derecho internacional y a los derechos humanos, temas importantes pero obviamente poco novedosos. El joven candidato Marco Enríquez-Ominami también tuvo propuestas similares, aunque desde su reducto de izquierda llegó a manifestar su crítica a la instalación de bases estadounidenses en Colombia, algo que, por ejemplo, no fue parte del discurso de los otros dos candidatos. Es así que, si bien la aparición de Enríquez-Ominami nos ayuda a entender la presencia de un porcentaje de la población que buscaba un cambio y no más de lo mismo, su programa en materia de...

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