Salvavidas perjudicial

AutorThe Economist

La desarrolladora inmobiliaria Evergrande está luchando por su vida. El 30 de octubre, recibió de un juzgado en Hong Kong su quinta, y probablemente definitiva, declaratoria de insolvencia. No obstante, la situación en China continental es un poco más confortable: los representantes de la compañía no han tenido que visitar ningún tribunal. Eso no es algo atípico. Apesar de los muchos horrores que han ocurrido en el sector inmobiliario chino, una publicación especializada informó que solamente 308 de las 124,665 desarrolladoras del país se declararon en bancarrota el año pasado. La ultrabaja tasa de bancarrotas empresariales de China, alrededor de una quinta parte de la estadounidense podría parecer una excelente noticia para funcionarios gubernamentales en Pekín. Pero no es así.

Es que hay que tener en cuenta que el país está experimentando una ola de retrasos de pagos de deuda corporativa ("defaults"), que incluye a la mitad de las 50 mayores desarrolladoras inmobiliarias. En vista de que muchas empresas no están en capacidad de desprenderse de esos pasivos impagables, reestructurándolos, enfrentan dificultades para pagar las nuevas deudas que tienen pendientes.

Tanto reguladoras como bancos y empresas quieren impedir bancarrotas formales a fin de evitar un "episodio Lehman Brothers" o un evento que dispare una crisis. El resultado es el deterioro de la productividad y un decaimiento económico más profundo.

La destrucción creativa proceso en el que la economía de mercado reemplaza a las empresas en dificultades con otras más eficientes, tiene pocos fans en China. Los gobiernos locales presionan a los bancos para que prolonguen la vida hasta de las empresas más improductivas, en tanto que la regulación crediticia restringe la condonación de deudas (una herramienta importante en las reestructuraciones), debido a que los bancos son estatales, así se exime al Gobierno de responsabilidad por las pérdidas corporativas.

Una bancarrota empresarial requiere el consentimiento de un juzgado, de los acreedores, de gobiernos locales y, a menudo, de una reguladora, todos los cuales tienen un enorme interés en mantener vivas a las empresas. Como elemento disuasorio para los altos ejecutivos, la amenaza de cárcel nunca está lejana. En septiembre, el presidente de Evergrande, Hui Ka Yan, fue detenido, y en octubre, un expresidente del Banco de China fue arrestado por una serie de delitos, entre ellos, la creación de riesgo financiero.

La obstaculización a...

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