Salvajismo sexualen grupo

Por GRAVE DELITO

Cuando tenía 13 años, ella creía que la pared de su casa era un espejo. Se recogía el cabello, hacía muecas frente al muro y repetía frases incoherentes. ?Son cosas de adolescente, ya se le va a pasar?, respondía su padre cuando algunos familiares le alertaban de que esa actitud no era ?normal? y le aconsejaban que la llevase al psicólogo aunque, para ello, debía hacer un esfuerzo económico. Él trabajaba eventualmente en obras de construcción civil.Los padres de Liz (como la llamaremos) se separaron cuando ella tenía 6 años. La pareja decidió que los dos hijos varones vivan con el padre y la pequeña con su mamá y su padrastro, Juan Anicama, en La Tinguiña Alta, en Ica, una zona sin asfalto y con otras carencias que saltan a la vista.En uno de los encuentros con su papá, Liz, de 15 años, le contó que el hermano del padrastro ?José Anicama? había abusado de ella. No se sabe la fecha en que habría ocurrido ese supuesto ultraje.El papá, quien en ese tiempo no se convencía de que su hija tenía problemas mentales, denunció el hecho en el Ministerio Público de Ica, pero el caso nunca se resolvió y ella tampoco recibió terapia, es decir seguía siendo vulnerable.?La denuncia la archivaron. Ella cambió su versión, ya estaba mal y nunca se supo la verdad. A veces pienso que ella se enfermó de la cabeza a causa de esa violación porque de niña fue normal?, dice Hermelinda, tía paterna de Liz.Fue recién cuando tenía 16 años que su mamá y el padrastro la llevaron al hospital, donde le diagnosticaron esquizofrenia, afirma Anicama, quien prefiere no pronunciarse sobre la denuncia en contra de su hermano.Con el resultado de la evaluación médica en las manos, Anicama y la mamá de Liz decidieron no suministrarle medicamentos sino dejarla en manos de un curandero. ?Usted sabe que hay creencias. Con la ayuda del curandero y la medicina natural se le pasó. Estaba bien, de verdad?, nos asegura en la puerta de su casa, en La Tinguiña Alta, el padrastro.En octubre del 2018, la adolescente dio a luz a una bebe. Anicama cuenta que el pediatra le advirtió que ella no debía hacerse cargo de la criatura debido a su enfermedad mental, por lo que la responsabilidad de la bebe recaía sobre él y su esposa. ?El papá de la bebe es un muchacho del barrio que fue su enamorado. Ahora, él vive en Pisco por cuestiones de trabajo. Nos ha pedido que mi esposa y yo nos hagamos cargo de la bebe?, precisa Anicama, quien se gana la vida haciendo taxi. La mamá de Liz...

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