La ruidosa justicia y la impunidad silenciosa

Por JuanParedes Castro

Pocas cosas en el mundo superan en ruido y escándalo a la corrupción política y a la acción de la justicia por combatirla.La corrupción mueve los cimientos de repúblicas, monarquías y corporaciones. Presidentes, primeros ministros y CEO de transnacionales como Odebrecht desfilan por los estrados fiscales y judiciales.Se trata de un fenómeno extendido que ya no puede ser visto con indiferencia y en cuyo alrededor los países que lo sufren se juegan la suerte de levantarse o hundirse.Pocas cosas superan, asimismo, a los eficaces mecanismos subterráneos y silenciosos de la impunidad, escudo protector por excelencia de la criminalidad, y que van desde la concertación de concesiones de obras públicas y la intervención directa y consentida en ella de altos funcionarios del Estado hasta el pago de sobornos en mano o en cuentas bancarias codificadas que el mismo Estado igualmente consiente como arca abierta. No hay ni siquiera violación de doradas reglas de control porque estas sencillamente no existen como debieran existir.De la misma manera como no se ve bien que la justicia se pase viviendo del ruido y del escándalo (la judicialización de la política y la politización de la justicia) tampoco se ve bien que pueda convertirse en un rehén de estructuras de impunidad, enraizadas en legislaciones burocráticas, en la trama administrativa de los poderes públicos, en los recovecos de los tribunales y en la naturaleza venal de sus magistrados.Las condiciones propicias están, pues, dadas para que culpables alcancen la absolución y para que colaboradores eficaces, con su sola palabra y sin más pruebas, puedan hacer de sus delaciones el precio de su onerosa ?y a veces vergonzosa? libertad.Es la metáfora perfecta de la ausencia de acusaciones concretas y fundamentadas y de sentencias firmes e irreversibles.De esta metáfora están llenas las cruzadas anticorrupción en el mundo, que incluyen, por supuesto, al Perú, con su megainvestigación fiscal del Caso Lava Jato, que tanto puede llevar a prisión a más de tres expresidentes, tres ex primeros ministros, dos exalcaldes de Lima, una docena de exministros y...

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