La depresión y Robin Williams

Por Pedro Ortiz Bisso. PeriodistaPoco antes de ser sometido a una delicada operación, luego de la terrible caída que lo dejó parapléjico, Christopher Reeve recibió en su habitación la inesperada visita de un médico de aspecto extraño. Dueño de un marcado acento ruso, el galeno le pidió que se preparara porque debía hacerle un examen rectal.El alocado especialista no era otro que Robin Williams, su ?roommate? cuando las cámaras y reflectores estaban lejos de sus vidas. ?Fue la primera vez que pude reír tras el accidente?, contó Reeve, el Superman más famoso del cine, entrañable amigo del comediante que hace cuatro días nos dejó.Una de las maneras que utilizaba Williams para enfrentar sus adicciones era no ocultándolas o, en todo caso, enmascarándolas bajo el ropaje de la risa. Sea en entrevistas o en sus espectáculos de ?stand up comedy?, hablaba de ellas. A la cocaína, por ejemplo, la llamaba el ?polvo de marcha peruano? y decía que era ?la manera con que Dios te hace saber que has ganado mucho dinero?.Pero ni ello pudo alejar al intérprete de ?La sociedad de los poetas muertos? de la depresión, la causa, según parece, de su suicidio. De acuerdo con la prensa internacional, algunos problemas emocionales no resueltos desde su niñez, así como la pérdida de parte de su fortuna por sus dos divorcios ahondaron sus inseguridades. En una entrevista señaló que se había visto obligado a aceptar papeles poco agradables para poder pagar sus cuentas.Hace poco, ?The crazy ones?, la serie con la que había vuelto a la televisión, fue cancelada luego de apenas una...

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