El ritmo del desborde popular

Por JUAN CARLOS FANGACIO

A la chicha se la puede definir por su fonética. Es chicha con che de chola, achorada. Y con che de Chacalón, por supuesto. Llegado al mundo como Lorenzo Palacios Quispe hace exactamente 70 años, fue el cantor popular por excelencia, y el más democrático también. Ni enraizado en la música serrana más autóctona ni entregado a la limeñísima centralidad del criollismo. Fue más bien emblema de lo tropical-andino (esa rara mezcla del calor y de la altura), pero afincado en el llano de la capital y representando a su nueva gente, los migrantes. Costa, sierra y selva en sincretismo bailable. No sorprende que se convirtiera en ídolo de masas.Creció bajando y subiendo cerros ?el San Cosme y el San Pedro?; trabajó de lo que pudo para poder comer; se equivocó (quién no) y le abrió un tajo en la cara a un policía; pasó un año entero en el penal de Lurigancho, expiando culpas. Luego de eso, encontró en su voz un arma honesta y rentable, una que conectaba con miles como él. E hizo carrera primero en el Grupo Celeste y luego en la Nueva Crema, las dos agrupaciones de colorido nombre que lo llevaron al estrellato.?Chacalón nació producto del empachamiento de la Lima de los 50. Hijo de migrantes, heredó el celeste del valle del Mantaro y estaba unido a la tripa porcina de la Carretera Central. Fue cholo con visa del apestado chicha. Por ello su ADN estaba infectado de la lírica de la muliza y el huaino ancestral. Por eso su canto era un gemido sinfónico del forastero, el recursero redivivo y la liviandad del lumpen?, dice el cronista Eloy Jáuregui, quien alista el libro ?Carretera Central. Historias de la chicha en el Perú?.Palacios Quispe era tan limeño como Ricardo Palma o Felipe Pinglo. Su padre vino de Huancayo y su madre de Huamanga, pero él nació en La Victoria, parte de una segunda generación del desborde popular que teorizara Matos Mar. Por eso cuando canta aquello de ?soy muchacho provinciano? en realidad les está dando voz a los otros. Más que testimonial, como muchos imaginan, esa canción es un himno colectivo de los desterrados. Ese es su valor y su mérito.?Baile y botella?Pero volvamos a la definición de lo chicha. Dorian Espezúa, en su libro ?Perú chicha. La mezcla de los mestizajes?, afirma que existe la creencia de que la música de este género, ?al igual que el mestizaje y la hibridez, degenera las melodías y los ritmos provenientes de las diferentes tradiciones musicales que la conforman?. Por esa razón fue...

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