Los riesgos de la democracia frágil

Por Enrique Bernales Ballesteros. Constitucionalista

En una de sus clases magistrales escuché al maestro Maurice Duverger comentar algunos fragmentos de su obra ?La democracia sin el pueblo?. Decía el maestro que en muchos países de Occidente se había generalizado la idea de que bastaba el origen electoral universal de los gobernantes para que un país fuese clasificado como ?democracia?.

Es un grave error, criticaba, que se suele pagar muy caro. Citaba al respecto la IV República francesa, aquella de régimen parlamentario donde participaron intelectuales destacados y que se organizó en las inmediaciones de la post-Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, terminó con el pronunciamiento del general De Gaulle en 1958 y la instauración de la V República, que hasta ahora dura.

¿Por qué cayó la IV República? Recapitulando la historia de ese breve y traumático período, podría decirse que cayó por una suma de excesos atribuibles a una democracia frágil que rápidamente devoraba lo que la política creaba sobre el falso supuesto de ser decisiones duraderas. En realidad, lo que sucedió es que los comportamientos políticos equivocados y la falta de consistencia en las decisiones sobre cualquier asunto de gobierno generaron una monumental desconfianza entre gobernantes y gobernados. Líderes talentosos, pero complacientes con sus egos, la vanidad del partido propio, los excesos de las confrontaciones ideológicas, la constante fragmentación partidaria, la falta de dialogo y de consenso y principalmente la prescindencia de los más elementales mecanismos de participación ciudadana pusieron de manifiesto que la frágil democracia de la IV República no servía para devolver a Francia la grandeza de su historia y sus inmensos aportes en la formación del mundo contemporáneo.

En la reflexión de Duverger, la democracia es un proceso continuado en el tiempo de construcción de instituciones políticas; de su cristalización y organización funcional surgen gobiernos sólidos, representativos instalados sobre estructuras de poder que otorgan al Ejecutivo y al Legislativo capacidad para adoptar decisiones políticas sabias, que hagan funcionar bien los servicios que el país necesita, impulsar el crecimiento económico y lograr que los sistemas de producción configuren el desarrollo integral de la nación.

En la misma lógica, las instituciones de...

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