El riesgo del diálogo extemporáneo

Por Irma Montes Patiño (*)

Hasta el cansancio se ha escrito, discutido y analizado, sin logros ni mejorías, el tema de los conflictos sociales. La pregunta es cómo se solucionará algo que ya escaló en etapa de crisis, con enfrentamientos, posiciones antagónicas e intransigencias. No parece que se esté pensando que quizá se ha asumido una estrategia errada para lograr el manejo constructivo de los conflictos. Vemos que la mayoría de métodos se ha enfocado ?de manera inicialmente lógica pero ineficaz? en buscar el diálogo como solución. El diálogo es indiscutiblemente una vía democrática acertada y sobre todo pacífica para manejar con legitimidad los conflictos sociales y representa asimismo una vía válida, siempre y cuando esté bien enfocado y, fundamentalmente, insertado en la fase adecuada del conflicto. Por ello es crucial saber identificar en qué medida y momento combinar la opción del diálogo con otros métodos de resolución de conflictos.

En el caso de los actuales conflictos socioambientales ?como Cajamarca y Espinar? el ?diálogo? se está confundiendo con la etapa de negociación, que es lo que terminarán haciendo los tres ministros delegados. Los mecanismos de diálogo y negociación son diferentes y deben usarse en fases distintas del proceso. Además, se espera ver resultados inmediatos cuando el proceso de gestión del conflicto es dinámico y paulatino debiendo adaptarse a las distintas fases y condiciones del mismo.

Las llamadas mesas de diálogo ?que deben convocarse como mecanismo preventivo, no negociador del conflicto? están siendo mal aprovechadas, ya que se están convirtiendo en espacios de ideologización de causas y contrabando de agendas personales. Esto en vez de hacerlos un punto de...

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