La revolución natural

Por meRCEDESAraoz

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.El cambio climático, la presión demográfica y la actividad económica no regulada han puesto en peligro la biodiversidad de nuestro país, uno de los 12 más biodiversos del mundo. Desde el 2001, el Perú ha perdido casi 6,1 millones de hectáreas de selva virgen y, en solo cuatro décadas, el 50% de sus glaciares. El impacto de estos cambios en nuestros ecosistemas es aún incierto. Pero la evidencia de que ponen en peligro a más de veinte especies animales, como el oso de anteojos o el cóndor andino, y a cerca de 150 especies de plantas silvestres, algunas simbólicas como la puya de Raimondi, es irrefutable.Velar para evitar que nuestra biodiversidad siga sufriendo este terrible daño no es solo un problema que deban resolver los científicos, sino también un asunto de políticas de Estado. ¿Cómo incide, por ejemplo, el cambio climático en la industria de la alimentación? El Perú es un país biodiverso y también agrodiverso. Tenemos muchísimas plantas comestibles y una variedad considerable de especies pecuarias y pesqueras. Somos también la cuna de la papa, uno de los cuatro cultivos esenciales para la seguridad alimentaria global. Tenemos más de 3.500 variedades, muchas endémicas de lugares agrestes de nuestro territorio, con limitado o nulo acceso al mercado, inmersas en un modelo frágil de agricultura de subsistencia. Otras especies como el camu camu o el tarwi pueden convertirse en los superalimentos del futuro, por su sabor, su densidad nutricional y su producción sostenible, al igual que la quinua hace unos años. La agrobiodiversidad del Perú es grandiosa y constituye uno de nuestros más preciados activos.Así como algunas especies silvestres están en riesgo, hoy la agrobiodiversidad también lo está. En la segunda mitad del siglo XX, nuestro modelo agroproductivo, insertado en la llamada revolución verde, sirvió para proveer alimentos a una población creciente, pero también limitó la producción agrícola a unos pocos cultivos de alto rendimiento y bajo costo. En este esquema de agricultura tradicional, especies con alto contenido nutricional pero originarias de zonas aisladas no eran rentables y, como consecuencia, fueron descartadas. El resultado fue, por un lado, cultivos frágiles, cíclicamente azotados por fenómenos...

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