La revolución de los biohuertos

Por pamela sandoval del águilaEn la Av. Circunvalación, por el paradero 13 de la Av. Wiesse, una parcela de color verde contrasta con el marrón que predomina entre las casas. Árboles de molle, cipreses y plátanos comparten espacio con cultivos de camote, zapallo y hierbas aromáticas, sembrados por alumnos del colegio Ramiro Prialé, uno de los más grandes en San Juan de Lurigancho. María Miranda, directora del plantel, infla el pecho de orgullo: este es el primer biohuerto escolar del distrito. ?En un barrio donde hay agua por horas, cuidar un jardín parece un desperdicio. Pero con la reutilización del agua hemos reducido nuestros gastos a la mitad?, afirma.Según el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado (Sedapal), en julio pasado el plantel y sus 931 alumnos consumieron S/3.388 en agua, es decir, 50% menos de lo registrado dos años antes, cuando se inició la construcción de una poza de oxidación para tratar el agua de los lavabos después del recreo o de las clases de Educación Física. Esta agua sirve luego para regar el biohuerto.?Cultivar no solo sirve como terapia antiestrés para los alumnos, sino como inspiración profesional?, comenta Moisés Morán, profesor de Ciencia y Tecnología, mirando de reojo a su alumno Christian Bernardo, de 17 años, quien comenta que le gustaría convertirse en ingeniero ambiental.Para Milagritos Honorio, de Programas Educativos de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), trabajar con escolares es la forma más eficiente de garantizar que el consumo de agua en Lima sea responsable. Por ello, desde el 2014 organizan un concurso de buenas prácticas, que este año cuenta con 43...

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