El reto de la reinserción

Por Susan AbadDesde BogotáMarcela está feliz. Después de 16 años volvió a ver a su hijo Felipe, a quien dejó al cuidado de su madre Flor cuando este solo tenía unos cuantos meses de nacido. Con el fin de la guerra entre el Estado Colombiano y las FARC, lo ha recuperado. Su historia es una de las casi 7.000 que se cuentan entre los guerrilleros que ?de aprobarse mañana el acuerdo de paz en el plebiscito? entregarán sus armas y se reintegrarán a la vida civil, una vida que esta mujer de 32 años casi no recuerda. Marcela nació en un pueblo del Caquetá, cerca a El Diamante, donde se realizó la última convención de las FARC como grupo insurgente, y lugar desde donde conversamos. ?Tenía 11 años cuando ingresé a las FARC. Me vine porque quise y porque tenía en las filas a una hermana, Rosalba, y mi hermano Julián. Mi papá y mi mamá me dejaron hacerlo. A mí no me gustaba el estudio y me parecía más interesante ser guerrillera que trabajar el campo?, confiesa. Empezó como todos los niños en las FARC, haciendo mandados, ayudando en la cocina y en tareas menores, mientras recibía entrenamiento militar. ?A los 13 años ya tenía arma?, cuenta con algo de orgullo, pero se altera cuando se le pregunta por su temprano embarazo. ?No era tan joven para tener un hijo?, afirma. Si bien el reglamento interno de la organización sediciosa tenía prohibido el embarazo y la maternidad, a Marcela no la obligaron a abortar. En vez de, fue a casa para tener a su hijo y dejarlo al cuidado de su madre. Ella reconoce que le dolió y que lo extrañaba, ?pero así eran las reglas?. Hace pocos días, al enterarse de que cientos de guerrilleros acamparían cerca de su parcela, doña Flor tuvo la esperanza de volver a ver a sus tres hijos mayores. Agarró a su nieto Felipe y se lo llevó a El Diamante diciéndole: ?Camine, vamos a ver a su mamá?. Doña Flor solo encontró a Marcela, quien le dio la noticia de que Julián murió hace un año en combate y que de Rosalba no sabe nada. El sábado pasado Marcela tuvo que volver a separarse de Felipe, pero esta vez espera que sea por poco tiempo. Aunque no reniega de su vida en las FARC, está dispuesta a un cambio de vida. ?En la vida civil quiero ser maestra, enseñar a niños y sí, no volver a separarme de mi hijo?, afirma.?Una nueva lucha?Similares esperanzas tiene Yonatan. Él quiere ser...

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