?En resumidas cuentas, entonces, transparencia, diálogo y confianza, así como una menor vocación por sintonizar a como dé lugar

Por Al servicio del país desde 1839

Diez meses después de haber asumido el puesto de primer ministro, luego de la disolución del Congreso el 30 de setiembre del 2019, Vicente Zeballos dejó el cargo el miércoles pasado para ser reemplazado por Pedro Cateriano.Sería mezquino no reconocer que el señor Zeballos fue colocado a la cabeza de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) en un momento político sumamente complicado para el país y que su trabajo solo se haría más difícil, meses después, con la llegada de una emergencia sanitaria para la que ninguna autoridad mundial estaba plenamente preparada. Sin embargo, lo formidable de la tarea no basta para excusar la deslucida gestión que lideró, ensombrecida por nombramientos controversiales en el Gabinete, el uso abusivo de los decretos de urgencia durante el interregno parlamentario y el manejo errático de la crisis pandémica.De hecho, lo más probable es que este último punto sea el que más pese en el balance que haga la ciudadanía de la labor de Zeballos. En efecto, como indica la última encuesta de Ipsos, el entonces primer ministro dejó el cargo con un Ejecutivo con 49% de desaprobación, una cifra que supera por primera vez la aprobación (45%) de este poder del Estado desde que comenzó la crisis sanitaria.Aunque, como hemos dicho, no existía una fórmula correcta para enfrentar una pandemia de esta magnitud, hubo cosas que sencillamente no se manejaron adecuadamente y que el titular de la PCM debió remediar. Resaltan, por ejemplo, la tardía reacción que hubo para hacer grandes cantidades de pruebas diagnósticas y la preponderancia de los menos precisos exámenes serológicos en este proceso. Tampoco se pueden pasar por alto el flagrante subregistro de personas fallecidas, lo errático de algunas regulaciones (como la obligatoriedad del uso de guantes que fue rápidamente abolida), el accidentado reparto de bonos a las familias vulnerables y la maraña burocrática que entorpeció Reactiva Perú.En el frente político, todavía no se entiende por qué Zeballos decidió, por ejemplo, volver a colocar a Edmer Trujillo en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones cuando, meses antes, había tenido que dejar ese mismo puesto empapelado...

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