Respetemos la reserva de Paracas

Por Fernando De Trazegnies. Profesor principal de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del PerúEl artículo 21 de la Constitución señala que los bienes culturales son patrimonio de la nación, independientemente de su condición de propiedad privada o pública. Por otra parte, el artículo 66 declara como patrimonio de la nación a los recursos naturales y el artículo 68 compromete al Estado a conservar la diversidad biológica y las áreas naturales protegidas.Estamos hablando entonces de derechos y deberes fundamentales del Estado con respecto no a uno o más propietarios privados sino a la nación como tal. Y los propietarios privados de esos bienes no dejan de serlo pero tienen una propiedad restringida por las leyes y reglamentos que establezca el Estado para cumplir con los mandatos constitucionales.Es así como hace casi cuatro décadas el Estado estableció la Reserva Ambiental de Paracas, delimitando cuidadosamente su territorio, la cual empieza desde la zona colindante a la última casa actualmente construida al sur de la bahía. Esa parte vecina a la población es muy importante porque está constituida por humedales en los que anidan los flamencos y otras aves de Paracas, así como las provenientes de Canadá en febrero de cada año. Dada la importancia ambiental de esta área, se colocaron avisos muy claros indicando el comienzo de la reserva, los que han sido respetados por los pobladores.Cabe señalar que sobre el humedal existía propiedad privada cuando fue declarado reserva. Pero esa propiedad no fue utilizada nunca dado que el carácter húmedo del terreno y el hecho de que el mar invade la zona regularmente no permite fabricar casas seguras. Por tanto, la declaración de reserva no cambiaba la situación sino que, por el contrario, reafirmaba la imposibilidad de construir.Y es así como durante 20 años no hubo conflicto entre los propietarios y la reserva. Pero de pronto, a partir de 1999 aparecieron otras personas arguyendo haber comprado esos terrenos, ciertamente por un valor simbólico, ya que los vendedores sabían que esa área no servía para alojamiento ni para ningún fin comercial. Y ahora, aprovechando una decisión irregular del alcalde de Paracas, quieren vender los terrenos, pasando por encima del patrimonio de la nación, en sumas hasta 400 veces más elevadas que los precios que pagaron por esos terrenos a sus aparentemente primitivos dueños.Estos nuevos propietarios intentaron en varias ocasiones obtener...

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