Resiliencia

Por Director del Instituto del Perú de la USMP

Nada nos trae más al presente que la angustia de una emergencia, pero al mismo tiempo el ancla que nos permite sobrevivir es mirar el futuro con fe. En medio de la tormenta actual, ¿hay argumentos para el optimismo? ¿Para creer en un regreso a la normalidad? Si bien la fe es algo más que evidencia, la lectura del pasado es por lo menos un punto de partida.La historia de las crisis en la vida de las naciones nos lleva de inmediato a dos sorpresas. La primera es su alta incidencia y variedad, tanto que se vuelve cuestionable el concepto de un regreso a la ?normalidad?. Terremotos, huaicos, plagas, epidemias y sequías llegan regularmente por cortesía de la madre naturaleza, sumándose a las guerras y a los desmanejos económicos que son de cosecha nuestra. Se entiende entonces la alta religiosidad tan característica de las primeras culturas humanas, cuyas vidas siempre pendían del capricho o buena voluntad de una fuerza invisible. Pero la segunda sorpresa ha sido la resiliencia de los países para recuperarse y sobreponerse a tanta calamidad, las que fabrica la naturaleza y las que creamos nosotros mismos.Los casi dos siglos de historia de la República del Perú ilustran ambas sorpresas, tanto por la frecuencia y la severidad de eventos calamitosos como por la rapidez y fuerza de las recuperaciones. En cuatro ocasiones, dos en cada siglo republicano, la economía ha sufrido un cataclismo con la desaparición de un cuarto o hasta la mitad de la producción nacional. La primera se dio con el largo proceso de independencia y creación de un nuevo Estado, proceso que duró casi un cuarto de siglo y que, entre costos de guerra y de parálisis de la economía, significó una reducción de 43% en la producción por habitante. El segundo cataclismo de ese siglo fue consecuencia de la guerra con Chile, cuando nuevamente se sufrió una interrupción de un cuarto de siglo y una pérdida de algo más de la mitad de la producción por habitante, sin contar la destrucción de infraestructura y bienes de capital. El tercer cataclismo se inició en 1929, por la crisis económica mundial que empezó, y nos hizo perder cinco años y casi un cuarto del ingreso por habitante. Y finalmente, entre mediados de los años 70 e inicios de los 90 sufrimos un cuarto cataclismo, una alargada recesión por la coincidencia de varias causas ?desmanejos económicos, terrorismo, crisis mundial de la deuda, y un fenómeno de El Niño particularmente grave?. Lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR