Reservas, parques y supervivencia

Por tomás ungerEl año pasado, el reconocido biólogo Edward Osborne Wilson publicó un libro titulado ?Media Tierra: la lucha de nuestro planeta por la vida?, que cuestiona la política de conservación actual. Su publicación ha coincidido con las últimas estadísticas sobre la disminución y extinción de especies. Todo esto ha llevado a reconsiderar las políticas de conservación que en algunos casos ?a pesar del dinero invertido y las áreas dedicadas a parques nacionales y reservas naturales? no resuelven los problemas. ?Nuestros primos?Entre la fauna, nuestros parientes más cercanos son los primates. En orden de cercanía están los simios, los monos y los lémures. Al parecer, el 60% de los primates están amenazados de extinción, comenzando por los gorilas y terminando en una serie de monos de la Amazonía, Centroamérica, Asia Sudoriental y África Oriental. De las 505 especies de primates identificadas, más de 300 están en peligro de extinción. En el caso de los lémures ?procedentes de Madagascar? es el 87%. Las razones son diversas pero siempre se deben a la actividad humana. En el caso de los orangutanes y otras especies de Asia Sudoriental, la causa es la reducción del hábitat debido a cultivos de palma aceitera. Hoy, este aceite se encuentra en una gran variedad de productos, desde lápiz de labios hasta combustibles biodiésel y donuts.En partes de África y Su-damérica la extinción de los primates se debe al consumo humano. La gente come monos, lo cual los hace vulnerables a la expansión de las actividades humanas. Aunque existan zonas protegidas y reservas donde la actividad humana no puede entrar, se crean problemas de presión demográfica de una especie que no tiene dónde migrar y supera en número el alimento disponible. Cuando esto se produce, frecuentemente los predadores superan la disponibilidad de alimento y el ecosistema se rompe. Aquí, la teoría de Wilson plantea la solución.?Reservas y parque conectados?Tomando los primates como ejemplo, estos se desarrollaron hace 80 millones de años. Durante ese tiempo, además de haberse diversificado, han migrado y eventualmente se han distribuido por todos los continentes. Por razones de la deriva continental, Madagascar se quedó con los lémures, pero hace dos mil años la llegada del hombre acabó con la mitad de las especies. Como Madagascar es una isla, no tenían dónde huir. Esta es la base de la interesante tesis de Wilson en su libro. En otras palabras, el biólogo sostiene que por más que se...

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