Reserva de Sagondoari pide apoyo del Estado

Por Nelly Luna Amancio. Enviada especial?Naroegi Nokaantaigaimpi viroegi?No somos animales, somos personas.Lino Pankari, jefe de Sagondoari Cusco. Las horas no miden el tiempo en Sagondoari. Elsa Machipango Otega lleva un reloj en su mano derecha ?antiguo, de esos negros de plástico? que marca las 2:23 p.m., pero afuera la tarde tiñe de anaranjado el cielo del Bajo Urubamba y viste de plata el río Camisea. Está sentada sobre un tapete de caña, en un ambiente que es la cocina y el dormitorio de toda la familia. La adolescente tiene una tos persistente y el cabello claro. Ha puesto un pescado y yucas sobre la leña: la cena. Sopla el carbón, el fuego se levanta iluminando la habitación, y ella vuelve a toser. La hora no importa (no existe siquiera una traducción exacta en su idioma para esa pregunta). El reloj es un accesorio. El tiempo tiene otra medida en Sagondoari, la última comunidad nanti en asentarse en la cabecera del río Camisea.La historia de la familia Machipango es similar a la de las otras familias de los 12 asentamientos ubicados al interior de la reserva territorial para pueblos en aislamiento voluntario Kugapacori, Nahua y Nanti: luego de muchos años de vivir huyendo por el miedo que instaló la violenta época del caucho en la primera década del siglo XX, decidió un día instalarse en un solo lugar. En marzo de este año, como ha ocurrido en las otras comunidades de la reserva, los misioneros dominicos inauguraron una escuela en la joven y pequeña Sagondoari (10 familias). También ahora estuvieron solos.A cientos kilómetros, en Lima, donde el reloj es el todopoderoso objeto que rige el tiempo, el Gobierno discute los plazos y si debe o no (y dónde) autorizar la instalación de nuevos pozos de explotación de gas en el lote 88, ese cuadrado imaginario que se superpone a la tercera parte de la reserva. APOYO AUSENTELino Pankari Otega es un hombre fuerte: tiene los brazos firmes, las manos duras, el cabello negro intenso y la mirada de asombro de un niño. Examina el bordado de una cartuchera como quien acaba de descubrir un artefacto complejo. No tiene DNI (nadie en Sagondoari lo tiene). Lleva un polo blanco con agujeros y un short deportivo que alguien le regaló. Es el jefe de la comunidad de Sagondoari y ha convocado una asamblea para decir lo que en Lima se ignora: ?Queremos salir para adelante, queremos que nos apoye el gobierno, queremos titulación de tierras, posta de salud, agua limpia, que nos mejore la educación para el buen...

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